Enseñame Daddy|| Christopher Velez

25. Enseñame Daddy

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ANTONELLA JOHNSON.

Ver la camisa blanca arremangada hasta sus codos, los primeros botones sueltos sin la corbata y la forma en la que su cabello se encuentra desordenado me hace apretar las piernas sentada frente a él sin poder concentrarme una mierda en los archivos de la taza de intereses de la empresa con la nueva exportación.

Y la puerta cerrada con una clara orden de—No entrar así el edificio se este cayendo a pedazos—es la prueba de que definitivamente algo le va a pasar a mis bragas.

Y ansío que ese algo le pase. Ya.

— Tus raras órdenes me están dando miedo — comento sin poder quitarle los ojos de encima y los siente ya que la sonrisa sacarrona que me muestra es la prueba de ello.

—¿Miedo?—pregunta alzando la vista hacia mi y asiento—. No deberías, solo vamos a trabajar, aunque si quieres hacer algo más solo debes pedírmelo.

La insinuación directa me envía ondas de calor que trato de evitar mirando a otro lado que no sea su perfecto perfil y caliente cuerpo que grita por qué me acerque.

—¿Entonces crées que podremos llegar a nuestro propósito en menos de un año?

— Si, estoy segura —afirmo encerrando la cifra que según yo redondea las ganancias que tendremos si el proyecto es un éxito—. El capital crecerá, los inversionistas confían plenamente en la empresa, solo debemos lanzar propuestas y te afirmó que en menos de un mes tendremos varios países conquistados con el producto, aunque debemos hacer el informe de los insumos ya que fue la primera petición que pidieron, una junta cada mes, lo vi perfecto.

—¿Revisaste los recursos monetarios?

— Lo hice, todo está perfectamente verificado y por que lo he estudiado lo propuse en la junta.

—¿Cuantos son los puntos que tendremos al margen en la exportación?

Hize un rápido cálculo en la hoja que tenía frente a mí llena de números antes de inclinarla hacia el para que la observarse por si mismo.

— Punto setenta y seis por ciento — respondió por mi y acepte entregándoles los cálculos completos y propuestas que había archivado que creía que serían de mucha ayuda si aceptara.

— Haces un excelente trabajo Antonella —murmuró dándole una repasada y mi pecho se inflo con orgullo—. ¿Cómo es que sabes tanto de negocios internacionales? Mi gerente seguramente me viera dado este resultado en un mes como máximo.

— Ejercí mi carrera de administración de empresas con negocios internacionales, además mi madre es una buena gerente y me ha enseñado demasiado. Ya te dije que ama viajar por el mundo y ahora lo hace más seguido ya que su trabajo lo propone.

Asíntio escuchando mis palabras y me entrego nuevamente la carpeta, la acepte sin entender nada.

—¿Por qué me la das? Te la estoy entregando a ti para que lo muestres a los inversionistas.

— Tu los propusiste, es justo que el crédito sea tuyo— y cuando lo escuché algo cálido abrazo mi interior que me quedé sin saber que responderle.

Era extraño todo esto, las emociones que traía consigo cada que se mantenía junto a mi, la manera en la que me miraba me hacía sentir plena, sus acciones desarmandome por completo y aquella actitud que me hacía aferrarme a él con uñas y dientes sin poder soltarlo o alejarme.

Era descomunal. El era simplemente perfecto para mí.

Y no sabía si besarlo hasta cansarme o si salir corriendo por todo lo que representaba estar junto a el.