- XI -

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Onceavo Recuerdo

Habían llegado al lugar en donde aún quedaban dos civiles inocentes siendo apuntados por armas largas por dos sujetos de verdes, que eran protegidos por cuatro tiradores en los tejados del edificio. Horacio al detectar que el perímetro hecho por la policía no cubría la zona trasera, informó que el mismo se haría cargo de ello. Grande fue su sorpresa que, al encender la patrulla, la puerta del copiloto se abrió, dejando ver entrar a la alta figura del comisario.

— Voy con usted, es peligroso que vaya solo — le dijo.

El menor solo pudo asentir y dirigirse al lugar. Colocó la patrulla perpendicularmente al callejón que daba a los departamentos, ambos salieron y se cubrieron con el coche, vigilando cualquier movimiento.

— Esta zona no está controlada, si son inteligentes podrían abatirnos y darse a la fuga fácilmente — comentó el federal.

— Solicito otro binomio que nos dé apoyo en este 10-20 — ordenó por radio el comisario —. Confío en usted H.

Se voltearon a ver durante unos segundos para después seguir vigilando.


— Lo que me pides es imposible — le informó Collins.

— A ver Collins, no estás entendiendo — suspiró —, no es que te lo esté pidiendo amablemente ¿sabes?, hay dos civiles aquí y debes valorar su vida ¿no? Tráeme un puto helicóptero.

— Chaval, el que debe valorar la vida eres tú — contestó enojado —, en el momento en que intenten algo contra los civiles, ustedes van a ser abatidos por mis compañeros, así que más te vale pensar bien las cosas, si no quieres pasar toda tu puta vida tras las rejas.

— Estás muy equivocado Collins, yo no pienso ir a prisión.

— Entonces suelta a los civiles...

— No Collins, tranquilo, tranquilo.

El sujeto de verde tomó bruscamente a la civil de rehén que se encontraba arrodillada en el suelo, la giró y le puso su pistola en la sien, la chica se encontraba paralizada del miedo con lágrimas recorriendo sus mejillas. Los policías no dudaron en apuntar.

— Mira Collins.

— No hagas ninguna puta tontería — contestó furiosamente Collins con su arma apuntando. — Escúchame, suelta a la chica y te dejamos a ti y a tus colegas marcharse de la zona sin nadie detr....

— Collins, Collins, te voy a decir una cosa — dijo acercándose más al interior del edificio —. ¡A mí nadie me va a encerrar!

Seguidamente, el de verde no dudó en dispararle en la sien a la chica, causándole una muerte instantánea. Se intentó esconder entre los departamentos, pero Collins fue más rápido y le alcanzó a abatir.

— ¡Se han roto las negociaciones, han matado a un civil! — informó por radio.


Minutos antes del suceso, detrás de la zona se encontraban tres patrullas vigilando el callejón, el federal se encontraba detrás de una valla junto con un policía de la LSPD.

— ¿Entonces me estás diciendo que apenas eres un cadete? — le preguntó sorprendido al otro agente.

— 10-4, de hecho, apenas va a ser mi primera semana

— Joder, tu primera semana que puede ser la última, por si te mueres hoy.

El pobre agente se rio nerviosamente ante las palabras de "aliento" del superior, iba a contestar, pero fue interrumpido por una voz en la radio.

— ¡Se han roto las negociaciones, han matado a un civil!

— Bueno, espero que sobrevivas hoy — le dijo con una sonrisa oculta por su máscara —. Atento.

El cadete se sorprendió de como de un momento a otro el federal se ponía completamente serio. El cadete sujetó con más fuerza su arma y vigiló su lado.

— Veo a un sujeto corriendo detrás de un arbusto — informó el federal.

— 10-4, también tengo visual.

— ¿Va vestido de verde?

— 10-4

— Abre fuego a la de tres.

— 10-4

— Tu puedes compañero — le dijo mientras le dedicaba una mirada.

El cadete asintió y esperó la cuenta atrás del federal. Cuando terminó la cuenta, el cadete logró abatir al sujeto, por lo que feliz y emocionado se giró al superior.

— ¡Abatido!

— Nada mal compañero — contestó soltando una leve risa.

— ¡Sujetos en el tejado! — informaron por radio.

— Joder, a ver si me llevo a alguno, que les tengo muchas ganas — dijo el federal, al mismo tiempo que salía de su escondite.

Horacio, se dedicó a buscar a los sujetos de verde con la intención de abatirlos, pero cada que encontraba alguno, antes de apretar el gatillo de su arma, el sujeto caía al suelo completamente abatido por algún agente policial. La policía logró abatir a todos los miembros de la banda G.S.F. con la consecuencia de la muerte de una inocente civil, por lo que no estaban felices al no haber realizado bien su trabajo de proteger a la ciudadanía.

Al informar por radio de que todos los sujetos se encontraban abatidos, el federal soltó una exhalación completamente frustrado al no haber sido capaz de dispararle a uno solo. Se sentó en la banqueta que quedaba frente a los departamentos, mientras miraba desde lejos a los agentes cargando a los de verde. Observó también como llegaban ambulancias y el Weazel News que también se acercaba. Sacó su móvil para enviarle un mensaje a Ebaristo diciéndole que los verdes habían sido capturados, y que él había sido el responsable de abatir a cinco. Estaba tan ensimismado en su móvil, que no se percató de la figura que se acercaba a su sitio hasta que se dejó caer a su lado derecho.

— Buen trabajo — le dijo con la mirada al frente.

El menor se giró a ver al comisario, viendo su perfil iluminado por la luz de la luna y algunas farolas.

— ¿Cómo? — solo pudo decir estupefacto

— Ha hecho un buen trabajo al suponer que los sujetos de verde irían por la zona de atrás —le contestó—. Abatieron a cuatro que intentaron huir por esa zona.

Cuando terminó de decir eso, el comisario volteó a ver al menor que aún se encontraba viéndolo.

— Buen trabajo Horacio — repitió viendo sus ojos.

Horacio sintió como su mirada comenzaba a verse borrosa, por lo que la apartó del ruso y apretó sus labios, intentando contener cualquier posible sollozo que se le escapara. Tantos años, tantos meses, y tantos días que no escuchaba esa frase, y no solo de parte del ruso, si no de cualquier persona. Es ese punto de su vida, se consideraba que era un estorbo para la policía, pero ahora Volkov estaba a su lado diciéndole que había hecho un buen trabajo ayudando a la policía, por lo que no podía evitar sentirse feliz al sentirse parte de aquella facción con compañeros a su lado protegiendo sus espaldas. También le recordaba inevitablemente aquellos tiempos donde disfrutaba gritar sus éxitos por comisaria, y que algunas veces sus compañeros le felicitaban.

〖 Don't say it again 〗- VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora