Me Volví La Esposa De Un Yakuza [Overhaul]

Capítulo 8

A la mañana siguiente escuché unos toques a mi puerta así que me levanté como un zombie para ver de quien se trataba.

T/n.-Oh, eres tu Chisaki...
Chisaki.-El desayuno está listo, pero antes de que bajes arreglate un poco. Te ves fatal.
T/n.-Si, si...-respondí y con pereza entre al baño para lavarme la cara.-¿Eh?...el moretón ya no está...desapareció por completo.-en mi mente me preguntaba quien había entrado anoche a hacerme eso, no conocía el quirk de nadie ahora que lo estaba pensando. Dejé ese asunto de lado y me puse uno de los haoris que había comprado, era la primera vez que desayunaría con el clan Hassaikai así que quería lucirme un poco.
Chisaki.-Te tardas demasiado.-dijo irritado.
T/n.-Lo siento, es solo que cuando me lavé la cara vi que el moretón había desaparecido y me puse a pensar en eso.
Chisaki.-Ya veo...
T/n.-También estaba pensando en que no conozco los quirks de todos, incluyendo el tuyo.
Chisaki.-Hablaremos de eso cuando tenga tiempo.-al llegar al comedor, la mirada de los yakuzas se fijó en mi, todos tenían auras distintas para pertenecer al mismo clan.
Jefe.-Bueno días Kahou-san.
T/n.-¡Buenos días, jefe!.-hice una reverencia un poco nerviosa.
Chisaki.-Ella es Kahou t/n...es mi esposa.-anunció haciendo que los yakuzas pusieran expresión de sorpresa, a excepción de quienes ya sabían.-Cuando quieran informar algo y yo no esté, acudan con ella. También será la encargada de las actividades financieras y la administración del dinero.
T/n.-...Un gusto conocerlos a todos.-saludé y sin más que decir, comenzamos a desayunar.

Todos se mantenían en silencio y concentrados en su comida, era muy aburrido a diferencia de Zaisan en donde todos hablábamos entre todos y hacíamos bromas pero aún así conservabamos los modales. Al terminar mi desayuno agradecí por ello y me retiré del comedor para volver a mi habitación.

T/n.-Empezaré con las cosas que traje de casa...que pereza me da.-primero acomodé mis libros que por suerte no eran tantos, luego los adornos y productos de higiene que necesitaba y al final desenvolví mis katanas.-Espero que no se hayan oxidado...-preocupada, desenvaine una de ellas para ver como estaba y suspiré de alivio al ver que aún mantenía su filo e incluso podía ver mi reflejo hasta que el castaño apareció detrás mío.-Otra vez eres tu, no escuché cuando entraste...
Chisaki.-¿De dónde sacaste eso?.
T/n.-La traje de mi casa...el día en que dijiste los votos de Hassaikai, no mencionaste nada sobre armas así que supuse que no había problema...
Chisaki.-No lo hay pero no luces como alguien que usa ese tipo de armas.
T/n.-No sé cómo reaccionarías si me vieras usar esto.-dije mirando otra katana con un diseño diferente.-Mi padre me enseñó a usarlas como pasatiempo y cuando notó que era la única del clan con habilidad, decidió aprovecharlo...pero llegó un día en que me cansé y me alejé del clan así que comencé a coleccionarlas.
Chisaki.-...¿Por qué te llaman el fantasma de Zaisan?.
T/n.-Pues cuando cumplí 16 años me volví un peon que mi padre utilizaba para mandar a bares y asesinar a quien me dijera.-expliqué fría.-No me afecta en nada asesinar, simplemente nunca me gustó hacer uso de mi quirk.-el castaño mantenía su mirada fija en mi, esperando a que explicara la pieza faltante.-Ese quirk es "Seducción"...me permite dar órdenes de las cuales la persona recordará pero no podrá decirlas en voz alta. El efecto es más potente si agrego acciones de ese tipo...-el hombre se quedó en silencio por un momento, lo que me hizo sentir incómoda.
Chisaki.-Parece ser un quirk que se complementa contigo, pero no para usarlo en esos asquerosos lugares.-respondió haciendo que mi rostro se sintiera caliente.-Como sea, aquí tienes una lista de los quirks de todos los miembros del clan, incluido el mío. Cuando los hayas aprendido todos ven conmigo para que te ponga al tanto de mi investigación.
T/n.-...Entendido.-dije leyendo el documento.-Oh, espera Chisaki. Hay algo que quiero darte.-con rapidez busqué la bolsa en donde estaba aquel abrigo verde y morado que le había comprado.-Como siempre estas con un simple saco y sales en las noches, compré esto para que no te vayas a resfriar...

El hombre miró la prenda dentro de la bolsa por unos segundos y con rigidez acercó su brazo para acariciar mi cabeza con lentitud por un momento y cuando se fue de ahí, podía escuchar los fuertes latidos de mi corazón en medio del silencio.