Prólogo: Perdiendo la cabeza en el primer acto

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Permitanme contarles la historia de un hombre, si se le puede llamar como tal.

Es la historia de un monstruo de dos vidas que disfrutaba este mundo más que nadie, sus sueños eran impíos y como todos en este mundo, él tenía el único deseo de encontrar la felicidad, eso era todo lo que deseaba.

Sus sueños infantiles eran como los de cualquier niño que solo anhelaba entretenimiento.

🔹🔹🔹

La Catedral de Prelati a pesar de su nombre distaba mucho de un lugar de culto a Dios.

Es un dirigible mágico, un producto de la alquimia capas de competir con los mejores proyectos de Atlas.

Sobrevolando el mar cercano a la Ciudad de Fuyuki, en lo alto de los cielos se encontraba estático el navío celestial que bien podría pasar por un castillo volador.

En la aeronave un complejo campo delimitado, una forma de barrera utilizada por los magus, se había establecido.

Incluso si un humano ordinario fuera capas de detectarla por algún gesto satírico del destino o una repentina iluminación, la persona en cuestión sera incapaz de preocuparse sobre el echo de que en efecto hay un dirigible con complejo de catedral sobrevolando su cabeza.

Pero no solo se había tomado precauciones contra el ojo indiscreto de los comunes.

Cubría la estructura una ilusión más allá de cualquier magecraft que los humanos pueden realizar en la era moderna, disimulando su presencia a ojos de los magus y sus familiares.

Arquitectonicamente hablando, su propietario era un excéntrico o un derrochador que simplemente tenia más dinero que neuronas.

¿Quizás ambas cosas?

La estructura del zepelín da cuenta del sentido artístico de su creador ya que este se esmero en el despilfarre para conseguí el más puro estilo barroco.

Belleza era una palabra corta para el lugar que había trascendido el arte de lo desmedido y alcanzado un punto donde lo ostentoso dejaba ver los indicios de la locura.

Era demasiado artificial, desmesuradamente recargado, excesivamente decorativo, diseñado en motivos de blanco, dorado y rojo.

Si alguien mentalmente saludable y con una buena dosis de sentido común tuviera el privilegio de visitar la catedral de los cielos probablemente se sentiría impresionado solo para asquearce poco después.

La contradicción nacida cuando la hermosura era tal que producía el asco probablemente ese era el objetivo retorcido del creador de esta obra de mal gusto.

En la recamara del maestro.

La luz mañanera del sol ascendente se filtraba por los arcos que dominaban el perímetro de la habitación en forma de cúpula.

En su centro destacaba una cama con dosel que podría ganar un Récord Guinness en tamaño.

Se podía decir que el mueble combinaba bastante bien con la estética de excesos del lugar.

Sobre las sabanas de seda un joven peliblanco de elegante ropaje descansaba con las piernas cruzadas mientras veía trabajar a un grupo de sus homúnculos asistentes en un círculo mágico a los pies de la cama.

"Esta echo maestro"

"Ok~ pongan la reliquia"

Respondió en un tono relajado el joven a quien los homúnculos reconocieron como su creador.

I PrelatiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora