IX

161 23 0
                                    

Ya no habia nada que destruir ni a quien hacer sufrir, por lo que los Darkins ya no tenían un propósito. Tal y como viejas premoniciones habían anunciado, uno a uno fueron cayendo dormidos en un profundo sueño del que despertarían cuando alguna civilización pensante vuelva a surgir, eso significaba que estarían dormidos durante millones de años.

Sin embargo, había uno que no se durmió, aún tenía un propósito y ese Darkin era Rhaast, quien todavía tenía algo que hacer y para él eso era estar con Kayn.

Le otorgó parte de su inmortalidad para que pudiera vivir tanto como él y con paciencia consiguió que dejara el templo atrás, cerrando las puertas para impedir que volviera.

Conforme los años pasaban ellos iban descubriendo cosas juntos, vieron como la naturaleza volvía a recuperar su salvajez y también apreciaron cada cambio alrededor de esos cien años.

Parecía que el chico se había olvidado de su antigua vida, excepto de una persona en particular.

Rhaast sabía que a Shieda le faltaba algo, le faltaba Zed, necesitaba de su maestro y no podría vivir sin el, pero ya no estaba y el Darkin no tenía forma de traerlo de vuelta.

Eternidad (Rhaast & Kayn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora