Segunda Oportunidad [Levihan Oneshots]

Bufanda

De cuando la Legión celebró San Valentín por primera vez...

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Estaba limpiando el polvo en los cristales de sus gafas cuando unos golpes en la puerta la sobresaltaron.

-¡Hanji-san! ¡Hanji-san! ¡Hanji-san!- reconoció la voz de Sasha al otro lado. Se la oía enérgica, como si necesitara urgente que la ayudasen con algo.

Un poco preocupada, se apresuró en abrirle y hacerla pasar. Mikasa estaba con ella.

-¡Chicas!- las saludó.- ¿Qué ocurre?

-Eren acaba de invitarla a salir por el día de San Valentín.- explicó Sasha, señalando a su amiga. Mikasa aún tenía las mejillas levemente teñidas de rosado.

Hanji se rascó la cabeza, confundida.

-¿San Valentín?- preguntó. Nunca había oído hablar de tal cosa.- ¿Qué es eso?

Sasha se sentó en la cama de la capitana sin pedir permiso y la arrastró a Mikasa a su lado.

-Es un día especial en el que se celebra el amor. ¡Armin nos contó sobre él!- explicó.- Se supone que tienes que hacerle un regalo a la persona que te gusta, como flores, un poema o chocolates...

Hanji sonrió. Sonaba bastante divertido.

-Con que sientes algo por Eren, ¿eh?- dijo, dirigiéndose a Mikasa. Ella asintió, sonrojándose aún más. Era evidente que le avergonzaba hablar del tema.- Pues deberías llevarle un regalo y dárselo durante la cita, ¿no?

-¡Sí! Yo creo que deberías llevarle comida.- sugirió Sasha.

-Yo creo que deberías llevarle algo especial, algo que él vaya a disfrutar mucho.- opinó Hanji.- ¿Qué podría resultar especial para Eren?

Mikasa lo sopesó unos instantes. Recordaba que su madre solía pasar sus ratos libres tejiendo y que era muy buena haciéndolo. Durante el invierno confeccionaba los guantes y bufandas más bonitos y abrigados del distrito. Quizás, después de todo a Eren le resultase agradable tener consigo algo que le hiciera pensar en ella.

-Podemos tejerle un gorro...- respondió.

-¡O una bufanda como la tuya!- se metió Sasha.

Los ojos de Hanji se iluminaron de pronto.

-¿Qué tal si hacemos ambos?- ofreció. Sasha dio un saltito de alegría y Mikasa sonrió un poco. Hanji se lo tomó como un sí.- Iré por agujas y algo de lana. Ustedes no se muevan de aquí.

El pasillo del cuartel estaba frío aquella tarde medio nublada. El silencio hacía que cada uno de sus pasos retumbara con fuerza contra las paredes, devolviéndole nada más que un eco lúgubre y vacío. ¿Dónde se habrían metido todos? Tal vez, igual que Eren y Mikasa, el resto también había encontrado a alguien con quien salir para San Valentín. ¿Por qué nadie la había invitado a ella?