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Nos llevó a el comedor tuve que tomar una bandeja igual que las otras muchachas. Mire la cantidad de mujeres todas en línea eran rubias de ojos claros parecían sacadas de una misma cadena de producción.

Me dieron los alimentos escasos con la bandeja en las manos busque a las chicas con las que había compartido habitación pero estaban sentadas con otras mujeres. Yo vestía el mismo vestido trasparente que las demás solo en la zona de la vagina tenía una tela más oscura los pechos y mi trasero quedaba a la vista de todo el mundo.

-¡Hola! – Dijo una mujer rubia - ¿Te gustaría sentarte?

-Muchas gracias me desperté aquí ni siquiera estoy seguro de donde estoy.

-Yo también me desperte aquí "cambiada". Me llamo Diana o eso me dijeron.

- ¿Pero que harán con nosotros?

-Nos mandaran con nuestras familias. Nos las pasaremos teniendo sexo, embarazadas y criando hijos.


El resto de la jornada transcurrió en lo que sería rutina: belleza a la mañana con un peluquero llamado Robert.

- Ahora procederé a maquillarte. - Me inclinó hacia atrás en la butaca. Una luz directa me forzaba a tener los ojos cerrados. -Bueno, ya está – dijo, tras un suplicio que pareció eterno - Mírate y dime lo que te parece.

Abrí los ojos con precaución.

El rostro de esa mujer parecía el de una modelo.

-¿Te gusta? – dijo Robert. No le conteste. - Dime te gusta.

-¿No soy un esclavo? Desde cuando los esclavos tenemos derecho a algo. - Lo mire con mucha bronca.

- Pero no eres una esclava.

- Entonces puedo irme cuando se me dé la gana.

-Cuando termines el tratamiento te podrás ir. - Dijo la enfermera que no nos dejaba solos. - Mañana, después de la peluquería, tendrás que empezar las clases de maquillaje, Gimnasio y por las tardes gestos y movimientos. Luego clases de sexo.

Querían que siguiera una rutina para el resto de mi vida: La idea de que nadie me podía ver sin maquillaje. A mí no me importaba. Me costaba adaptarme a ese nuevo cuerpo que odiaba.

Yo trataba de hacer pis como siempre lo había hecho parado pero me chorreaba siempre y era muy molesto. Me las ingeniaba para hacer pis con las piernas abiertas o apretando esos labios vaginales pero me daba asco mi nuevo cuerpo.

A la mañana la enfermera que era mi asistente me maquillaba quería que yo lo hiciera solo pero yo no quería.

Por las tardes, un viejo me enseñaba etiqueta y buenos modales. Un sexólogo me daba clases de sexo.

Centro de adaptacion y reproduccion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora