Si algo me enseño la vida, es que la confianza no es gratis. La confianza se gana.
Ha sido un viaje muy difícil. Desde la adolescencia hasta la universidad. He perdido muchos amigos. He tenido que decir adiós a muchas personas que estarían en mi vida para siempre, personas que pensé que podía confiar con los ojos cerrados.
Siempre me digo a mi misma: "¿Son estas las personas que quiero en mi vida? ¿Personas que podrían mentirme o hacerme daño?"
Al dejarlos ir, deje de sentir ese sufrimiento que ellos me provocaban.
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Estoy sentada a lado de la ventana, imaginándome un mundo donde todas las personas son felices y no les hacen daño a nadie.
Son las 5:00pm, estoy sola en casa, mamá fue al supermercado, me pregunto si quería algo, le pedí mis dulces favoritos.
Se supone que vendría una de las únicas personas que nunca me ha defraudado, mi mejor amiga, pronto nos iremos a vivir a un departamento, nos iremos a la Universidad, lejos de toda esta mierda.
Sonó el teléfono.
- ¿Hola?
- ¡Aaaaahhh, encontré un departamento hermoso y muy barato!
Claro, mi mejor amiga Amanda.
- ¿Enserio? ¡Increíble! ¿Donde se encuentra?
- En Dallas, a unas calles de la universidad.
- ¡Wow! Perfecto, tal vez con lo que ahorre en mi trabajo temporal podamos pagar una parte, quizá mis padres me ayuden.
- Si, yo también tengo unos ahorros y mis padres pueden ayudarnos igual.
- ¡Qué emoción!, oye, ¿vendrás?
-Claro, ya voy, tengo fotos del departamento, podemos llamar y ver cuanto cuesta.
- Me parece perfecto, aquí tes espero, cuídate.
- Sale, ahorita llego.
Pff esta chica es tan alborotada. Mientras espero a Amanda, escucho algo de música.