Nunca me llamaba Anya
Le echó de menos.
Si, así de simple, le echó mucho de menos, necesito verle ya y solo han pasado tres días .
Todos los días hablamos por las noches y alguna llamada que otra se sube de tono, el sexo telefónico se a vuelto parte de mi rutina, por las noches empezamos con el tonteo y terminamos gimiendo nuestros nombres.
Nunca me hubiera imaginado hacer eso, pero con el las cosas son diferentes, me gusta, me gusta y mucho. Pero no voy a ser yo la que se lo diga.
-Buenos días a la cumpleañera más bonita de todo el estado de California. - dijo Isa entrando a mi habitación.
-Buenos días cumpleañera - dijo esta vez Bea.
-¿Preparada para la fiesta de hoy?
-No, no quiero hacer nada sin Dimitri.
-Chica, yo también estoy en depresión y salgo a la calle.
-Yo no tengo a na.... - se callo cuando Isa y yo la miramos fijamente. - bueno me callo.
Mi móvil sonó y corri hacia el esperando un buenos días bonita, o felicidades castaña o no sabes lo duro que me acabo de levantar quiero sexo ahora.... ¿Eso sobraba verdad?
-¿No te a escrito aún? - pregunto Bea.
-No - dije apenada.
-No te ralles Anya, hoy tenía la competición, a lo mejor se está preparando.
-¿Pero no puede escribirme ni un buenos días, ni felicidades? - más chicas se encogieron de hombros y se miraron entre ellas.
-Vamos al centro comercial, ¿os parece una buena idea?
-Pésima, pe-si-ma.... No voy a ir, me niego a ir.....
°°°°°
-Siempre hacéis lo que os da la gana conmigo - dije ya metida en el coche.
-Lo sabemos - dijeron mis supuestas amigas.
-Vamos Anya, tienes que salir de casa, a Dimitri no le gustara encontrase a su chica sucia, y hecha bolita en la cama.
-De primeras no soy su chica, de segunda el me querría tal y como me encontrará y de tercera.... ¿Dije la palabra querer verdad? - las chicas asintieron y rieron.
Llegamos al centro comercial y empezamos a dar vueltas de un lado a otro. Quise dejarle mi tarjeta a Bea pero siempre se negaba a que le pagará las cosas.
Entramos en la tienda favorita de Isa. El gran nombre Versace resaltaba en toda la fachada. Ami sinceramente era una tienda que no me gustaba, era un gasto increíble para luego no ponerme una mierda por que no me gustaba. Mientras dábamos cuentas detrás de un bolso para Isa, Bea se quedó mirando una sudadera, no la quería tocar, ni yo la tocaría, rondaba los trescientos euros, pero hay se quedó, contemplando una sudadera la cual sabia que no podía comprarse.
Me recordó a cuando de pequeñas Isa y yo haciamos berrinches por todo, ella siempre quería cosas caras y a mí me gustaba lo sencillo, ropas que las podías encontrar a descuentos tipo dos por uno diez euros.
Mi mamá siempre me decía que para tener una buena influencia tenias que vestir de marca, y siempre cosas caras, que no bajara la cabeza más de lo normal, que el fútbol era de chicos, que la ropa ancha solo la podían llevar los hombre y los canis, ya que un buen chico debía vestir de etiqueta. Bobadas. A mi no me gustaba nada de eso. Al revés me atraían los chicos así, me gustaba jugar al fútbol con mis primos, usaba sus ropas y siempre estaba llena de barro hasta los codos.
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Dulce tentación (Sin Corregir)
Teen Fiction¿Que pasa si empezamos a decir mentiras? Anastasia Gil, una chica que después de encontrar a su novio engañandola decide que lo mejor es decir que se a estado acostado con el chico problemático del Instituto. Una mentira, una lista, una amistad, u...