LEAH

Capítulo 1

LEAH

Eran las...4 o 5 pm? No sé, la verdad tampoco me importaba. Era verano, por lo cual estaba algo caluroso el ambiente. Estaba en el patio jugando basketball (algo muy improvisado, por cierto). En serio, ¿cómo no conocí este juego antes?

El viento se empezó a poner algo frio y fuerte, el cielo se oscureció con un gris intenso que hacia parecer que anochecia, asi que supuse que pronto empesaria a llover.

Ya casi iba a encestar la pelota en el aro, cuando...

Un trueno

Fallé el tiro y la pelota que tenía se quedó atrapada en la rama del árbol en el patio trasero. Me preguntaba por que el árbol estaba tan cerca del aro. Ni siquiera lo sé pero, era una rama bastante alta pero no iba a parar de jugar por eso, no, no, no.

Eso si jamás.

Traté de alcanzarla, soy bastante hábil escalando, por lo cual se me hizo más fácil llegar a la dichosa pelota atrapada en aquella rama. Me paré bien firme en rama más cercana a donde se encontraba la pelota, extendí mi brazo lo suficiente mientras, con mi otra mano me agarraba para no caer.

 A menos que eso es lo que quieres...

¿Que dices, voz de mi cabeza?

Esa pregunta en mi cabeza me tomó por sorpresa, y...

—Auch!—Chillé.

Caí de espalda amortiguando la caída sobre mis manos, lo bueno es que no fue tan grave.

Creo.

Escuché unas grandes pisadas que se acercaban cada vez más a donde estaba, podía asegurar que se trataba de quien creía que se trataba. Y efectivamente, era él. Ese chico de cabellera rubia y despeinada que tanto lo caracterizaba, y a quien cada día más le agradaba ser mi sombra.

—Vaya, y yo que quería asustarte o algo por el estilo, pero veo que no hizo falta—Dijo, con una sonrisa ladina, parecía que le daba gracia el hecho de que me haya caído.

—Cállate, deja de ser tan molesto y mejor ayúdame a levantar, ¿quieres?—Dije con el ceño bien fruncido y una mirada fulminante, aún con el trasero adolorido por la caída.

—Bien,—Dijo extendiéndome su mano como casi siempre lo hacia—Pero, se puede saber que hacías subida en ese árbol?—Me preguntó ahora con el ceño levemente fruncido. Se notaba que a pesar de que esto le causara gracia, estaba algo preocupado de que me haya pasado algo malo al caer.

Y es que Aaron era así, por más divertida que le parecieran las estupideces que me pasaban, se preocupaba. Siempre había sido así desde que llegué aquí. Cuando mamá lo dejó a cargo de mi y de cuidar cada pasó en falso que llegara a dar.

—A ti qué?—Dije cortante, mientras me levantaba rápidamente del suelo, gracias a la fuerza de Aaron. No era necesario que supiera lo que estaba haciendo.

Ni que tu vida fuera tan interesante, estúpida.

Si, solo cállate, nadie te dijo que opinaras. Por tu culpa me caí.

Si, lo sé. Soy única, ¿no?

¿Como es que puedo soportar a mis pensamientos tan egocéntricos? Dios, que insoportable soy.

Caí en cuenta que no le causó ni una pizca de gracia mi contesta, así que añadí rápidamente:

—Estaba practicando como sería vivir la vida de un mono—Dije, sarcástica.