Capítulo 8- Consecuencias

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Desconocido

Sentía sus miradas, su desprecio, su furia, su enojo, pero más importante su orgullo siendo derramado por sus ojos verdes, Alexander. La encarnación propia de la impulsividad era el más compasivo de los dos, pero la crueldad corría en sus venas de igual manera como cualquiera que esta en el engañoso juego de la venganza.

Otro golpe impacto en mi cara demandando respuestas que no iban a conseguir, no completas

-¡Dime donde conseguir los archivos de los Sallow!

-No sé dónde están

-Eso lo sé- esbozo una pequeña maliciosa sonrisa- lo que quiero es un secreto, un detalle, información que haga a su hija delatar esa información

-¿Por qué no lo amenazan directamente?

-Nos conoce no somos estúpidos- al principio satisfacción entro en mi sistema siendo remplazada por la preocupación al abrirse la puerta.

-Pero eso es algo que no vas a vivir para contar- cabello negro, con eso supe quién era.

-Si saben que no voy a hablar, ¿Por qué sigo vivo? - la sangre empezaba a sentirse en mi frente. Llega un punto donde ya no duele, los golpes habían perdido su característico impacto en mi sistema nervioso, ya no dolía, ya no se sentía y ese era un privilegio y un jodido problema a la vez.

-No por qué. ¿Para qué? De verdad crees que nos hemos quedado de brazos ante tu falta de utilidad- Alexander había perdido su imponente postura quedándose atrás del pelinegro, conociendo su lugar detrás de él y arriba de mí.

-Déjame recordarte

Dos personas agarraron mis brazos esposados empujándome hacia delante, la mirada de todos en la sala contenía temor excepto la de dos el jefe y Alexander.

Entre más avanzaba más conocido se me hacía el camino mi cuerpo conocía el piso mientras que mi mente solo estaba esperando respuestas.

Una habitación más oscura que la otra se abrió. La camilla de cuero se alojaba en la esquina derecha junto con una máquina metálica a lado lo demás era solo espacio lleno de oscuridad solo una pequeña lampara lo ahuyentaba levemente.

-Atenlo- ordeno el jefe.

Los dos cuerpos detrás me obligaron a entrar, me acostaron en la camilla de cuero mientras intentaban atarme, mis manos dejaron las esposas para ser inmovilizadas con otro tipo de estas mismas hechas del mismo material que la camilla.

Había vacío, piezas inconclusas lo conocía el miedo se extendía por todas partes de mi cuerpo sin ningún rincón siendo excluido.

-Alexander ya sabes que hacer

El eco del azotón de la puerta recorrió todo el salón.

Guantes de cuero. Cuero. Cuarto aislado de sonido. Todo señalaba lo mismo. Tortura, pero de que...

-Electricidad, es irónico mientras tu creías tener el poder de lo que decías, nosotros ya sabíamos todos tus secretos- en su mirada no había ni un rastro de sentimiento en la mía tampoco pero el infierno esta floreciendo dentro de ellas, uno listo para matar y el otro entregado a la muerte.

Una clase de pinzas fueron colocadas en mi abdomen. Todo empezaba a cobrar sentido y el vago recuerdo sonido de lo que podía suceder aquí generó un escalofrío que no se detenía seguí sintiendo su frialdad en mi espalda.

-¿Porque seguir si ya saben todo?- el miedo no venía de mí, venía de las memorias de mi piel del olor tan familiar del cuero, pero en especial del miedo a no recordar de volver a caer en el vacío de las lagunas mentales en donde la única prueba de lo que paso queda atrapada en el escalofrío que me atrapa al visitar esta habitación.

La última batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora