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La mañana siguiente la empezamos de una manera un poco extraña si tomó en cuenta el hecho de que al ser una pareja de recién casados, el ser despertados por un par de niños pequeños emocionados por abrir sus regalos no era algo que esperábamos pasará muy pronto. Pero al notar que sus padres no se despertarían y no podían entrar a su habitación, optaron por su segunda opción, su hermano mayor.

—Jamas pensé que me despertarían de esa manera tan pronto—bostecé—necesito volver a dormir

—Antes de eso, quiero que veas algo—lo miré mientras me sentaba en la orilla de la cama—espero te guste, es un poco inquieto

Lo miré un poco confundida mientras me pasaba una caja mediana y con hoyos a los lados, no tenia que ser muy inteligente para saber que se trataba de un animal, pero si tenia curiosidad por saber que animal era.

—¿Cuanto tiempo lo tuviste en esta caja?

—Lo adopté hace unos días y lo mantuve en una habitación con un mayordomo encargado de su cuidado

—Me sorprende lo bien que lo escondiste—le quite el moño que decoraba la caja

En cuanto quite la tapa una pequeña bola de pelos salto hacia la cama y comenzó a maullar en busca de cariños, tenia que decir que no pudo ser una sorpresa mas emocionante.

—Oh por dios...—murmure mientras lo tomaba entre mis brazos para poder acariciarlo—no puedo creer que lo hayas adoptado

—Cuando me contaste sobre tu mascota aquella vez, supe que tenia que devolverte esa felicidad y en cuanto vi a esa pequeña bola de pelos en el centro de adopción supe que tenía que llevarmelo—sonreí aguantando mis ganas de llorar—no sé cuándo tendré a Salem aquí, pero será bueno tener un compañero para él

—Ethan...—me levante de la cama con el felino en brazos y me acerque a él para abrazarlo—me encantó el regalo, muchas gracias

—Me encanta verte feliz, lo sabes—volvi a sonreír y me separé del abrazo

—Tambien tengo algo para tí, esperó sea de tu agrado—camine hacía mi buró y saqué su regaló envuelto en papel navideño—aqui tienes—se lo dí y él comenzó a abrirlo en seguida

—¿Estas bromeando?—me miró emocionado—¿En serio me conseguiste la edición especial?, ni siquiera yo pude comprarlo

—¿Alguna vez te dije que ser de la realeza tiene sus ventajas?—repetí sus palabras, aunque con unos ligeros cambios—abre el libro

—¿U-un autografo?—sonreí

—¿Entonces te gustó tu regalo?—lo miré

—¿Que si me gusto?—dejo escapar una risita—¡Lo amé!—volvio a abrazarme—no sabes cuanto te lo agradezco

—Hiciste suficiente al regalarme esta pequeña bola de pelos—acaricie al gato

—Te quiero, te quiero demasiado—me reí

—Eres un adulador—negué con la cabeza sin dejar de reir—yo también te quiero

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—Dado que su coronacion sera dentro de unos días, debemos repasar algunos detalles antes del gran evento—asentí mientras centraba toda mi atención en él, tranquila Emma, tú puedes con esto—no tiene por que preocuparse, son solo pequeños datos sobre lo que pasará ese día, nada de gran importancia

—De acuerdo—murmure

—Creo que no debo recordarle lo que debe hacer al llegar a nuestra Catedral Metropolitana, al ser la mas importante de la capital y en dónde se lleva acabó cada coronación desde la primera proclamación en el reino, no es sorpresa que sea la elegida para esta ocasión—se acomodó en su lugar—el arzobispo Carlos Alberto Pérez, sera el encargado de realizar la ceremonia, tal y como lo hizo el dia de su asignación, ¿Me esta entendiendo hasta ahora?

•Realeza en México•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora