•Epílogo•

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—Tiene que venir con nosotros, alteza—el lider de su grupo caminó hacía mí—la estan esperando

—¿Por que piensas que confiare en tí?—lo mire

—Usted debe decidirlo—centre mi vista en la mano que me ofrecía

—Emma—escuche a Ethan llamarme—no tienes por que hacer esto

—Estaran a salvó aquí, no dejes que nadie salga—lo miré un momento antes de tomar la mano de aquel hombre enmascarado

—Abran las puertas—ordenó secamente

Salí del salon bajo la mirada de todos acompañada de aquel hombre, el palacio se podía sentir vacío a pesar de todas esas personas que custodiaban cada esquina del lugar. Me guío hasta el salon del trono donde había el doble de enmascarados cuidando las puertas de acceso, con un solo movimiento de cabeza del hombre que me escoltaba, sus hombres abrieron las puertas y me dejaron ver a la mujer detras de todo esto, al verla sentada en el trono no pude evitar dejar escapar una carcajada de mis labios, aun tenia ese pensamiento de autosuficiencia en su estupido cerebro.

—Cuanto tiempo sin verte, ¿No lo crees?, querida sobrina

—Tú y yo no tenemos ningún tipo de relación sanguínea, la sangre azul corre por mis venas, en cambió a tí, te corre la sangre de una plebeya—note cómo mis palabras la enfurecían

—Cuida tus palabras, no quiero recordarte en que posición estas ahora

—El hecho de que tú estes sentada en el trono no cambia nuestros papeles, soy la heredera al trono y tú solo eres la amante de mi tío

—Soy su esposa

—¿Enserio?—alce una ceja—¿Entonces donde esta tu acta de matrimonio?

—Cierra la boca niñata

—No olvides la realidad, bajate de tu nube, no eres más que una querida

—¿Y como que es una querida consiguió quitarte tu anhelado trono?—me reí

—¿Bebiste esta noche?, Irene—me cruce de brazos—toda la familia renunció a sus títulos en cuanto se casaron, soy la unica que no ha renunciado a ese derecho, por lo tanto, el trono es mío sobre todos mis tíos

—No puede ser tuyo si ya no perteneces a este plano terrenal

—¿Planeas asesinarme?—sonrió—me encantara ver como fallas tu cometido

—Mocosa—murmuro molesta—¡Chase!—el hombre de antes se acercó a ella—lleva a la princesa a sus nuevos aposentos—me miró—estoy segura que seran de su total agrado—solte un suspiró mientras me burlaba de su autoría

—Por supuesto, mi señora—volvi a mirarla

—Que tengas dulces sueños, pequeña Emma

—Disfruta el trono mientras puedas, no creo que puedas volver a sentarse en algo acolchonado despues de esto

—¿Que esperas para llevartela?

Él hombre me llevó hasta el calabozo abandonado del palacio y le ordenó a uno de sus compañeros abrir la puerta de la celda para mí obligandome a entrar en ella después.

—¿Que es lo que planea?—mire al chico luego de que cerraran la puerta

—Mañana a primera hora sera ejecutada frente al salón de estar

—De acuerdo, veamos si es que lo logra

—Descanse, su alteza real—se dio la vuelta y retomó su caminó de vuelta

•Realeza en México•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora