XXXIX. Amistad genuina

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—Wow, es muy bonito.

—Es extraño para una doncella ¿No crees?

—Pensé que ni siquiera estarían ahí.

—Ummm... Al menos demuestra la realidad.

— ¿Realidad?

—Que son amigas hasta el punto de la ridiculez.

Jeonggoo da media vuelta, viéndose en el espejo de tamaño completo. La princesa Sujin le había dado un regalo. Siendo un vestido que fue a mostrar a los gemelos por pura inercia. Al ponérselo se siente muy extraña. diría que le gusta, mas no está segura de sí eso es lo que siente.

Diría que es nostalgia.

Sujin le contó que Jimin había pedido estos vestidos. Tanto para su persona, como para Hosook. Sabe que el de Hosook es amarillo y tiene algunos detalles, pero este es particular por el diseño. La falda no es es muy vaporosa, amplia o incómoda. Por el contrario, es tan cómoda que apenas la molesta. Sin mencionar que lleva un pantalón debajo.

No tiene corsé como tal, se amarra, pero no le presiona la cintura, costillas o abdomen en lo absoluto. Los hombros con piel de animal blanca. Su clavícula descubierta; mangas largas que cubren sus tatuajes perfectamente y más detalles de piel animal muy muy fina.

Una versión refinada de la ropa que usaban en su tribu. Recuerda que su mamá tenía uno de color beige, ella quería uno negro indiferente a lo complicado que fuese. Sin embargo, eso solo correspondía a mujeres mayores de quince. Que empiezan a ser independientes.

Y ahora teniendo dieciséis, tiene uno. Negro como quería, la textura familiar, las cuentas algo rusticas adornando el inicio de la falda.

— ¿Jeonggoo? —Namjoon se da cuenta de la forma en que mira. Que parece a poco de llorar.

—Extraño mi casa.

Siempre lo hace y el alejarse más de ello la hace temer olvidarlo. Por eso se empeña en escribir como lo hacían; en hablarlo así sea para sí misma; dibujar, pensarlo, incluso soñarlo. Hacer todo lo posible por mantenerlo vivo.

Y es inútil.

Porque todo está enterrado.

Excepto ella.

—Tranquila, es normal—Asegura acariciándole la espalda—. Supongo que aún recuerdas demasiado.

—No lo suficiente. Se está borrando porque no...—Descubre su mano un momento, viendo el tatuaje—. Tan solo quisiera volver a tener algo más como antes. Y aquí no puedo.

Namkyung y Namjoon se ven entre ellos. Sin entender del todo que es lo que provoca este momento de nostalgia. Jeonggoo se vuelve a ver en el espejo. Lo único que consigue hacerla feliz, es que Jimin realmente le estuvo prestando atención cuando le hablaba. Que su curiosidad fue genuina.

Hasta el punto de tener en mente todos los detalles de este vestido para mandarlo a hacer. Que esté cómoda para presenciar la boda. El momento en que pueden darse por salvadas con respecto a no acabar en mala posición.

El día en que todo se arregla.

Aunque a veces tiene la sensación de que su vida jamás se va a arreglar.

Después de todo, es como estar viviendo en la casa donde tienen la cabeza de los cuatro animales que la bendijeron a temprana edad, teniendo que sonreír al verlos y fingir que está bien con ello. Viendo que aún chorrea sangre de sus cabezas cortadas y los asesinos se burlan en su cara de lo que hicieron.

Llamándola salvaje, como ante y como siempre.

~ * * * ~

—Siendo franca, hubiera pensado en algo más bonito. Lo es, pero pudo ser más especial. —Exhala Sujin. Hosook da vueltas frente al espejo con una enorme sonrisa por el vestido. La tela es muy suave y cómoda. El cabello rizado y pelirrojo cayéndole por el hombro derecho. La falda de pliegos de tul en amarillo; guantes amarillos, mangas horizontales que salen directamente del corte en forma de corazón.

Queen Ilsig || YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora