- XII -

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Doceavo Recuerdo

A pesar de que soltó unas pequeñas lágrimas, las cuales retiraba rápidamente con su mano, y se encontraba perdido en sus pensamientos, Volkov nunca se alejó de su lado, simplemente le escuchaba hablar por radio dando algunas autorizaciones y órdenes a su malla. La policía, los médicos y la prensa se habían retirado hace poco tiempo, pero ellos seguían sentados en aquel lugar.

— Me han informado que fallecieron dos sujetos de verde.

Volkov le sacó de sus pensamientos con aquello — También la civil — continuó.

— Ya veo — murmuró.

— ¿Le llevo a algún sitio?

El menor negó suavemente con su cabeza — Llamaré a Ebaristo, para que me recoja — volteando a ver al ruso.

— ¿Está seguro? Yo puedo llevarlo sin problema — insistió.

— Si Volkov, estoy seguro — le contestó con una sonrisa en su rostro.

Volkov quedó aturdido por un momento por la sonrisa del menor, por lo que carraspeó — Aun así, me quedaré aquí con usted hasta que llegue su compañero.

El federal solamente pudo asentir ante los obstinado que era el comisario, soltando una pequeña risa, para seguidamente llamar a Ebaristo. Se quedaron en silencio perdidos en sus pensamientos, hasta que Horacio recordó lo sucedido hace unas horas en federal.

— Volkov — llamó.

— ¿Si?

— Lo que pasó en...usted iba a...joder — murmuró sin encontrar las palabras adecuadas para preguntarle —. ¿Usted me iba a besar en federal? — soltó atropellándose con sus palabras.

Dicho esto, el menor no pudo con la vergüenza y volteó hacia el pavimento jugando con sus manos nervioso.

Volkov por su parte, abrió sus ojos sorprendido, sintiendo arder sus mejillas, mientras carraspeaba — Puede ser — murmuró tan bajo que solamente el federal pudo escucharlo.

Este último se sonrojó aún más ante la contestación del comisario, pero no pudo contestarle porque "España" aparcó a unos metros de donde se encontraban ellos, encandilándolos con las potentes luces amarillas que esta portaba. El federal se levantó de su sitio nervioso, sin hacer contacto visual con el ruso, el cual también había imitado su acción. Se volteó hacia el comisario y murmuró un suave "nos vemos", para después darse media vuelta y huir de Volkov.

Se subió a "España" sintiendo su corazón salirse de su pecho, y observando como el ruso le daba un pequeño asentimiento con su cabeza para después dirigirse a su patrulla y retirarse de la zona.

— Money, ¿quedaste sordo o algo así? — escuchó a Ebaristo hablarle regresándolo a la realidad.

— N-no, no, solo... nada... vámonos.

La LSPD y la LSSD se encargaron de llevar a perpetua a cinco integrantes de la G.S.F. el resto había fallecido, así como la pobre civil que se vio involucrada. La prensa no dejó en paz a la policía por su mal trabajo por varios días, y lo mismo con los civiles, que se vieron envueltos en diversas manifestaciones contra la policía.

Las semanas pasaron, y las cosas volvieron un poco a la normalidad. El agente federal se encontraba en su oficina redactando unos informes que llevaba atrasados porque no le gustaba esa parte de su trabajo. Estaban tan ensimismado en ello, que no se percató de las llamadas que entraban a su móvil. No fue hasta en un pequeño descanso que se tomó que revisó su móvil, encontrando casi 20 llamadas perdidas de Ebaristo, y 57 mensajes del mismo.

〖 Don't say it again 〗- VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora