O6: Sin comentarios.

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El rubio disfrutaba plenamente de las gotas de agua tibia, mojando su espalda y rostro, mientras el grifo permanecía abierto, y terminaba de enjuagar partes del cuerpo donde aún conservaba jabón. Demasiada tranquilidad en el ambiente, y eso le hizo sospechar, pues ni ruido en la sala lograba distinguir.

Fue cuando los cabellos en su nuca se erizaron, y cuando las gotas de agua rebotando en el piso de cerámica, sin causar eco impactaron, que su sentido de alerta le hizo voltearse y correr apenas pero con brusquedad, la cortina de la ducha, para luego cerrar el grifo.

─¡Joder!, ¿nada te da por sorpresa?─ el peliazul dejó su pose de "ataque" y miró con un puchero al rubio, quien tomó una toalla y le golpeó con ella ─¡Auch!, ¿eso por qué?─.

─Déjame... ducharme... en paz─ tras escuchar un par de risas provenientes de la sala, el rubio volvió a darle un "toallazo" al peliazul ─¿Qué haces aquí?─.

─Quería darte un susto, tranquilo, haha─ el peliazul se acercó ligeramente al rubio, notando un poco su sonrojo, y como intentaba disimular su sonrisa frunciendo el ceño ─Ya me voy, pero dame un besito─.

─No, primero déjame ducharme─.

─¡Beso, beso, beso!─.

─¡No, no, y no!─.

─No seas malo...─.

─Me estoy muriendo de frío. Ya sal del baño, quiero terminar de enjuagarme─.

─Bien, bien, no te molesto más─ el peliazul retrocedió ligeramente, dispuesto a irse.

─Agh, ya qué...─ el rubio tomó al más bajo de los hombros y lo acercó, para luego darle un pequeño beso.

Entre risas, finalmente el peliazul se fue, y el moreno pudo terminar de bañarse, aunque mientras el grifo se abría una vez más, en la sala lograba distinguir una conversación, entre quienes creía estaban el señor Fisher, Lisa y el peliazul.

─¿Lograste asustarlo?, tesoro─.

─No, má... no es tan fácil─.

─Me recuerdas a Larry, él disfrutaba de hacerme esas bromas raras. Finalmente se rindió cuando se pegó un porrazo resbalando en la ducha, y se ganó bastantes regaños y castigos de mi parte... que recuerdos─.

─Haha, igual pude robarle un beso a Travis─.

─Vaya, que osado estás últimamente, jovencito─ habló el señor Fisher, entre ligeras risas que contagiaron a la señora Johnson.

─Lo habrá aprendido se su progenitor─ comentó la conserje.

El rubio solo dejó escapar un par de risas casi imperceptibles, y continuó enjuagándose, para luego finalmente salir ya vestido y listo para ir al colegio. Sin terminar las tostadas y aún digiriendo lo que se habían llevado de desayuno, continuaron el largo camino hacia el instituto; ambos en bicicleta y acompañados esta vez de Ashley, quien había sido la única que se había quedado a esperarlos, a pesar de saber que llegaría tarde.

Conversaban tranquilamente los tres, y cuando divisaron el instituto, apresuraron el paso y estacionaron las tres bicicletas, agregándoles la cadena obviamente, por cuestiones de seguridad. Daba pereza tener que cambiarse para la clase de gimnasia, pero no podían esperar menos, así que turnándose en el caso de los chicos, se cambiaron en los baños y luego salieron rumbo al gimnasio, acompañados por la castaña.

─Y bien, par de debiluchos de quinto grado, para que aprendan a tomarse enserio mi maldita clase, tomarán de ejemplo al joven Johnson, un experto si se trata de ofrecer excelencia, ¿no es así?, señor Larry─.

Superfluo -【Sally Face】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora