Parte única

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Hace frío. Época de nochebuena, la nieve cae, Song Lan deja su bicicleta y por primera vez después de dos años al fin ingresa al lugar que estuvo evitando.
Antes de entrar por completo una mujer contaba:

—¿Qué persona podría ser tan cruel para decirle… para prometerle que regresaría a casa? —La mujer suelta lágrimas amargas y continúa. —Mi niño estaba en cama, con un horrible aparato conectado a su pecho, su maleta debajo de la cama, ordenada… yo me acerqué y le pregunté “¿Quién te dijo que volverías a casa? Amor, él cierra sus ojitos y susurrando me dice “nadie mamá, porque yo sé que regresaré a casa”...A-Xuan murió cuatro horas después, mi niño se fue y no volvió conmigo a casa.

La madre aumenta el llanto por un momento, las personas alrededor, sobre sillas ordenadas en círculo, asienten comprendiendo el dolor, hasta el muchacho que parecía el líder del grupo, tenía una mano sobre los hombros de la mujer, su atención se desvía al recién llegado. —Hola… bienvenido.

—…yo.

—Por favor, siéntate con nosotros, estamos aquí para escucharnos, ¿también perdiste a un hijo-. —Antes de poder terminar la pregunta, Song Lan voltea, sintió que era mala idea intentarlo, aún no podía, no estaba listo. —¡Espera! No tienes que contestar, no te sientas obligado… es difícil. —El líder de suave mirada oculta por unos anteojos regresa su atención a la madre, quien secaba sus lágrimas con el dorso de su mano. —Muchas gracias, señora Jin, ha sido muy valiente… ahora, si alguien más quisiera decir algo o es todo por hoy.

Song Lan fue el último en llegar a la reunión pero el primero en salir, detrás de él, con apuro se acerca el líder de la reunión. —Que bueno que ingresaste. —Song subía a su bicicleta, observó con leve duda al contrario. —Antes… antes te veía detrás de la ventana, una vez quería invitarte a pasar, pero quizá estaría invadiendo tu privacidad.

La nieve seguía cayendo, era la primera semana con el clima cambiado, la oscuridad del cielo hacía resaltar aquellos copos que caían sobre las cabezas de las personas, aún más del joven con grandes anteojos.
—Soy Xiao Xingchen… perdí a mi hija, ella tenía 6 años y falleció de carcinomatosis meníngea o CM por sus siglas, ¿cómo perdiste- — Y nuevamente, antes de poder terminar, Song había negado con la cabeza el continuar la conversación, levantó su palma en señal de retiro y arrancó en su bicicleta, perdiéndose en el frío camino de regreso a casa.

La bufanda que llevaba se levantaba a la velocidad que esperaba hiciera volar también sus pensamientos. ¿Por qué había entrado a ese lugar en primer lugar?

•×•×•×•×•

Al día siguiente la presencia de Luo QingYang apoyada en el escritorio de su empresa, le dio la respuesta.

—¿Por qué estás aquí? — Song ingresó y le preguntó con la misma mirada frívola que lleva estos últimos años, como odiando todo y a todos, a pesar de que la mujer frente a él fuera como una amiga, no tenía humor de soportar a alguien, no tenía la voluntad de soportar la vida.

—¡me escribiste por supuesto! —La muchacha a quien todos llaman “Miam Miam” sacó de su bolsillo una carta dirigida al "tiempo". Song soltó un suspiro.— Escribiste aquí, “Dicen que sanas las heridas, pero no comentan que destruyes lo bueno de la vida, que lo bello conviertes en cenizas”— Song desvía la mirada, ¿por qué soporta que lean frente a él lo que creía nadie nunca vería? —¡Qué tontería!— La exaltación de la contraria le regresa a mirarla. —Si el amor es creación y la muerte, destrucción, yo solo soy un espacio intermedio, ¡no lo entiendes! ¡Nadie me entiende! ¡Nadie entiende el tiempo!

Al término de lo que parecía una rabieta, la verdadera Luo QingYang aparece detrás de Song Lan, contraria al “tiempo” con voz suave y muy respetuosa comenta:

Cartas [SongXiao]OneshotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora