SHOCK

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Maratón 1/3

Kate

Mi cabeza es un desastre en estos momentos, no se que pensar, ni que hacer.

Las preguntas se acumulan y no logro tener una respuesta clara.

Sujeto la nota con una mano y solo puedo llorar, de la rabia, impotencia y sobre todo por los recuerdos que trajo consigo.

No puede ser que ese infeliz se haya escapado de la cárcel, no puedo perdonar que no me avisarán.

Sabían que si escapaba yo seria su objetivo, siempre lo fui.

Estoy tan metida en mis pensamientos que no noto el celular.

Lo tomo y contestó, aunque ya se quien es, no le demostraré el miedo que tengo.

- ¿Qué quieres de mi? -le pregunto

- Conejito te creía más lista, sabes que te quiero a ti -me respondió y no puedo evitar sentir tanto asco por alguien

- Dejame en paz de una vez malnacido de mierda -le cuelgo antes de que me responda.

No caeré de nuevo en su juego mental, no lograra jugar de nuevo conmigo.

Empiezo a empacar mi ropa, no me puedo quedar aquí, ya entro y no me siento segura.

No puedo llamar a mis padres, no los quiero preocupar todavía, lo mejor sera esperar cuando vuelva a casa.

No me queda más que llamar a connor ya que es el único que conozco aquí y es el único en el cual confió.


Lo llamo y rápidamente responde.

- Hola mi pelirroja ¿Pasa algo?

- Ho-hola connor ¿Puedes venir a buscarme? por favor

- ¿Éstas bien kate? ¿Qué paso?

- Te lo explico en el camino ¿Puedes pasar por mi?

- Ya estoy saliendo, llego en unos minutos -me responde y cuelgo.

Termino de empacar las cosas y comienzo a recordar todas las veces que me sentí observada era real, era el que estaba aquí y lo peor es que entró aquí en la cabaña. Tiemblo con el recuerdo ya que me pudo hacer algo y no lo hizo.

Termino y hablo con la señora que me rento la cabaña y le entrego las llaves.

Al los minutos llega connor y me ayuda a subir mis cosas a su auto.

Ya en camino a su hotel, estamos en un silencio absoluto, cosa que agradezco ya que no se por donde comenzar a contarle lo que pasa.

Decidida a no ponerlo en peligro, le digo que me lleve a cualquier playa para contarle, necesitó un lugar que me genere un poco de paz en todo este desastre.

A los minutos llegamos, connor apaga el auto y procedemos a ir hacia la playa, ya en la orilla, me siento.

Lo observó un rato y el me regala un sonrisa que hace que me tranquilice un poco.

— No se por donde comenzar — le digo mirando el paisaje

— Por el princio ¿te parece? — me dice y se sienta a mi lado, toma una de mis manos y la entrelaza con la suya

Un viaje para encontrarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora