Danel
Jamás es una palabra bonita depende del contexto. Esta vez me ha salido sin pensar, porque sé que nunca dejaré que nuestra amistad termine. Abro los ojos para mirarla y me sonríe ladeando la cabeza. Su sonrisa es tan contagiosa que hace que también sonría. Sus ojos oscuros están observando los míos. Su mirada me dice cosas que son imposibles de decir con palabras. Lo sé porque últimamente me mira de este modo, es decir, con más brillo que a principios de verano.
Es una suerte haberla conocido y ver cómo ha evolucionado. Me gusta mucho ver a la gente feliz. Porque, ¿qué sentido tiene la vida si no es con una sonrisa?
Ninguna.
He conocido lo que significa sentirse una mierda, sentir que nadie te quiere y sentirse solo. Y no es para nada agradable. Cuando te sientes solo, piensas que el problema de que no te quieran eres tú, que tienes que cambiar tu forma de ser para encajar con los demás y así por lo menos te incluyan en su grupo social. Pero no es para nada cierto.
En esta vida hay que tener paciencia y esperar a que lleguen las personas indicadas, las que te aceptarán tal y como eres. Yo creo que he encontrado a la persona. Y que ella me ha encontrado a mí.
Aunque nunca he llegado a estar solo durante demasiado tiempo solo porque soy un chico más o menos sociable y que cae bien a la gente, esas personas no me llenaban del todo y para llegar a la altura de ellas e intentar que no me apartaran, no era yo al cien por ciento. Quiero decir, fingía ser quien no era solo para encajar y no me dejaran de lado.
Después de dar un paseo por la orilla con Summer, volvemos al paseo marítimo.
—Me gusta el mar.
—A mí también —respondo.
—El ruido de las olas hace que me olvide un poco de todo.
— ¿Querías olvidarte de mí? —vacilo.
—No seas tonto.
—Eso es lo que me has hecho entender.
—Nunca querría olvidarme de ti.
Oír lo que acaba de decir hace que me recorra un escalofrío por todo el cuerpo, pero intento disimularlo.
— ¿Y de qué te querías olvidar? —pregunto mientras meto mis manos en los bolsillos de mis pantalones mientras caminamos. Cosa de la que me arrepiento al instante porque así es muy incómodo andar. Saco las manos otra vez. Estoy nervioso y no pienso mucho en lo que hago.
—Pues no sé...
— ¿De cosas buenas o de cosas malas? —ayudo a que se decida.
—De cosas malas.
—Como yo.
—No te menosprecies, ya sabes que no eres una cosa mala.
— ¿Me acabas de llamar cosa?
—Danel, cállate. Me sacas de quicio.
Suelto una carcajada.
—Vale, ¿entonces que era esa cosa mala de la que te querías olvidar? A parte de mí claro.
Me mira con cara de pocos amigos, pero no dice nada.
—Venga, Summer, no enmudezcas, que tu voz es preciosa —intento sonar convincente para que me lo cuente mientras también paso mi brazo derecho por sus hombros.
—Ahora te fastidias por tanta broma.
—En serio, ya lo dejo. Ahora me pongo en modo: Danel atento.
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93 días de Verano ✔️
Novela JuvenilSummer es una chica sin amigos que apenas se habla con la gente. Acaba el curso y merece tener el Verano libre para hacer lo que quiera por sus buenas notas. Pero en cuanto llega un mensaje del instituto diciendo que gracias a ellas puede pasar el V...