Ojos color miel.

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Tomé un mechón de cabello que caía en frente de mi ojo y lo escondí detrás de mi oreja, miré una vez más a la chica de ojos ámbar grandes, labios delgados pequeños y pelo largo negro que se encontraba en el espejo, me pasé la mano por el pelo y so...

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Tomé un mechón de cabello que caía en frente de mi ojo y lo escondí detrás de mi oreja, miré una vez más a la chica de ojos ámbar grandes, labios delgados pequeños y pelo largo negro que se encontraba en el espejo, me pasé la mano por el pelo y sonreí. Al menos no tenía problemas con mi cabello como lo solían tener algunas chicas, amaba mi cabello largo, era cómodo y no era fastidioso.

De pronto los ojos grises de Layla invadieron mi mente por unos segundos. Layla. Ella actuaba raro y lucía molesta cuando se marchó. Nunca antes la había visto actuar de esa forma, ni diciendo palabras horrendas, como "suicidio". La penúltima vez que la ví estaba derrumbada, sus padres habían sido encontrados muertos en la cocina de su propia casa y su abuela decidió marcharse con ella para otro país, por su seguridad. Layla prometió nunca más regresar... Aunque lo hizo.

—¡Alex!—el grito de mi padre me sacó de mis pensamientos, parecía venir del piso de abajo—¡Ya llegaron tus invitados!

¿¡Invitados!? Pero si yo no invité a nadie, respiré tres veces y un calor empezó a rodear mi cuello, bufé y respire una vez más, luego me subí un poco más la toalla que cubría desde mis senos hasta mis rodillas, y dándole otra mirada a mi reflejo en el espejo, dije:

—¡Enseguida bajo, padre!

—¡No tardes!—dijo y yo bufé de nuevo, no había invitado a nadie, quería pasar mi cumpleaños sola, sin nadie que me molestara. Solo mi padre, Connor y Layla si quería venir.

Me dirigí al closet, tomé mi pantalón viejo el cuál lucía nuevo, no lo usaba mucho y seguía intacto, sin ninguna rotura; proseguí a ponerme el pantalón y cuando ya estaba llegando a la cintura, no me quedaba; maldecí para mis adentros, me quité el pantalón y lo tiré con frustración en la cama.

¿Ahora qué me voy a poner? Eso era lo que quería ponerme, mi pantalón viejo me recordaba mucho a Ellen, pues lo tenía puesto la última vez que la ví.

Respiré profundamente y me dirigí otra vez al closet, pasé mis manos una y otra vez por toda la ropa para encontrar lo que me iba a poner. Después de que mis manos se estuvieran paseando durante varios minutos por toda la ropa, me decidí finalmente por unos vaqueros negros ajustados, una franela de rayas blancas y  azules horizontales, una chaqueta pequeña de cuero con tiras en los hombros que cubría la misma y sólo llegaba hasta un poco más abajo de mis senos, y unos tenis.

No podía negarlo, ese atuendo me quedaba muy bien. Por último tomé mi cinturón delgado el cuál hacía una perfecta combinación con mi chaqueta, y cuando ya estaba a punto de abrocharlo, un golpe que venía detrás de la puerta de mi habitación me interrumpió.

—¿Quién es?—pregunté enseguida.

—Alex, soy yo Connor, ¿Puedo pasar?, tú padre me mandó a buscarte.

¿Qué?, me quedé inmóvil durante unos segundos, ¿Qué mierda está haciendo Connor afuera de mi habitación? Respiré profundamente mientras terminaba de abrochar el cinturón.

CASS don't let it outDonde viven las historias. Descúbrelo ahora