Sol, luna, tierra y dragones

El origen de los dragones

Ésta historia comienza hace muchas eras atrás, tantas que ahora no sesabe exactamente hace cuánto pasó,muchos dicen que es tan antigua como el tiempo mismo. Lo que se sabe concerteza es que es antiguo.

Se dice que en el principio de los tiempos no era los seres humanos los que gobernaban la tierra, sino los dragones. Majestuosas criaturas que surcaban los cielos, merodeaban en los bosques, custodiaban los volcanes y glaciares y reposaban en los cuerpos de agua.

Ellos eran los encargados de mantener un equilibrio terrenal, porque para eso fueron creados. Pero creo para continuar este relato te tendré que explicar quién los creó a ellos y a todo lo que se encuentra a tu alrededor.

El Dios Oziel -Dios entre los Dioses- un día conversó con sus hermanos: . Ellos cinco habían estado solos en el Universo por mucho tiempo, inmortales -como se puede esperar de tales divinidades- el tiempo era sumamente banal para ellos, solo sabían que su vida había comenzado a través de un destello de luz -¿una explosión de divinidad? No lo sé, y ellos tampoco, pero saben que de un destello ellos nacieron-. Artos, aburridos, enfadados, ya no sabían que hacer.

Por mucho tiempo, en la negrura que rodeaba todo el universo, ellos comenzaron a practicar con la magia que poseían, y entre la inexperiencia y experiencia lograron crear un sinfín de galaxias y planetas. Astar Solaris era su galaxia favorita, y en ella pusieron sus mejores esfuerzos. Eso los divertía, competir entre ellos para ver quién hacía el mejor pleinet -o planeta, como lo conocen ahora-, eran competencias que requerían muchos esfuerzos, pero les encantaba regodearse con los resultados finales de sus maravillosas creaciones. Fue en uno de estos juegos que Astar Solaris fue bendecida con 9 sublimes pleinetis: Mercuo, Veluan, Marteínes, Juptul, Seirtor, Urein, Neptuan, Pleptin, pero su favorito era Terros. 

Terros fue creado por Oziel. Pero el Dios, al ver que su creación eratan buena decidió conversar con sus hermanos y convencerlos en que lo ayudaranpara crear el mejor pleinet de todos los tiempos. Fue así que cada uno de losDioses dotó a Terros de divinidad, creando de esta manera la mayor obra de todas.Zero manipuló la forma del pleinet, le formó surcos, acantilados, grandesmontañas eligiendo una limitada cantidad de estas últimas para que poseyeranlava en su interior; Taniz -la hermana mayor- dividió la superficie de Terrosllenándolo en ciertas partes de agua y formando así manantiales con agua dulce,ríos, cascadas que brotaban de las montañas de su hermano, hizo los mares y losocéanos tan profundos que nadie a excepción de ellos pudiera llegar; Eclión-el más bondadoso y pacífico de los 5 Dioses- premió a Terros con suaves brisas que les acariciaranla piel cuando ellos bajarana recorrer su obra, que los refrescaran y diera tranquilidad, pero también hizo que esta misma brisa pudiera ser manipulada a medida de que su temperamento cambiara; Barón -él más fuerte de todos- premió la obra de Oziel con fuego y lava, la esparció en el núcleo del pleinet para que esta permitiera que el planeta no fuera tan frio -al menos para ellos-, llenó de lava las montañas elegidas por Zero y entre ambos las llamarón voltuan, al igual que Eclión decidió que estos tendrían la capacidad de derramar la lava que reposaba en su interior cada que él quisiera, siendo así que el resto de los Dioses comenzaron a procurar no hacerlo enojar -cosa nada fácil ya que él era el más volátil de emociones entre los cinco-; finalmente, Oziel creó naturaleza, toda clase de plantas pensando en cuáles de ellas le quedarían mejor a cada aporte de los Dioses. Por ello hizo una ligera capa de hierva que cubriera las montañas y surcos de Zero, le regaló un hermoso lecho marino y delicados corales a los océanos de su hermana y árboles con hojas que alcanzaban a tocar el agua de los ríos que ella había creado; para Barón le dio rocas que adornaran a los voltuans, y a Eclión le brindó grandes pinos y árboles que permitieran que el viento se colara delicadamente por ellas; finalmente, para gusto suyo, creó seres que habitaran el planeta, creó animales -desde grandes a pequeños- y también creó a los humanos, criaturas que -él no lo sabía- pero los venerarían por mucho tiempo, pero que después se olvidarían de ellos.