"Punto de quiebre". Tres palabras, catorce letras y un significado incontable. Así es como los fugitivos describirían su vida en esos momentos. Estaban quebrados tanto física como mentalmente, cansados de la vida que tenían pero de la que sabían que no podían huir por más que quisieran. Noches enteras analizando cada paso que han dado en su vida para saber si era lo correcto haber llegado hasta donde están ahora. Tardes donde nadie hablaba con nadie pues cada uno estaba demasiado distraído en su propio mundo para notar a los demás. Demasiadas peleas tontas como para saber que estaban rotos. Nadie tenía idea lo que pasaría con sus vidas pues solo se encargaban de preocuparse por las veinticuatro horas del día, preocuparse de que no los atraparan. Y al día siguiente se repetía lo mismo, era como un bucle sin fin del que ciertamente ya no sabían si estaban acostumbrados o cansados.
En la casa solo se oía el tenue ruido de la guitarra que Wanda estaba tocando, el sonido de las hojas que pasaba Pietro al leer, la fricción de las cartas de póker cada que Sam y Natasha hacían un movimiento, la mina del lápiz de Steve contra su libreta de dibujo, el constante golpeteo que le estaba dando Elizabeth al costal de box. A pesar de que nadie hablaba se sentían agobiados de los pequeños ruidos que cada uno hacía, así como los pensamientos sin cesar que rondaban por el lugar. Una hora, dos horas, tres horas y todos seguían haciendo lo mismo, ni un movimiento, ni una palabra. Decir que estaban perdiéndose así mismos era poco.
Se preguntaban si la sangre, el sudor y las lágrimas que han soltado en los 14 meses que llevan siendo fugitivos son suficientes o si las vida les quitaría algo más. Muchos pensarían que todo lo que han hecho es porque no tienen nada que perder, pero no es así, pueden perderlo todo y por eso es por lo que luchan día con día aunque se quieran rendir. Cada que se veían a los ojos podían notar la tristeza y cansancio en los ojos de esa persona, las sonrisas que se daban ya no sabían si eran verdaderas o simplemente fingían estar bien pues todos tenían suficientes problemas con los que cargar.
Había días donde algunos se sentían de mejor ánimo que otros, esas personas se encargaban de aunque sea sacarles una sonrisa o hacerles sentir bien. Natasha una noche en la que noto a todos decaídos dijo una frase que les marcaría de por vida "y el sol saldrá de nuevo". Desde esa ocasión cada que se iban a dormir, se preparaban para una misión o simplemente para darle ánimos a alguien decían esa simple frase. Se convirtió en una especie de amuleto para los seis fugitivos. Seis palabras, diecinueve letras y un significado incontable.
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Natasha notó como Elizabeth ,desde los sucedido con el chico Barton, entrenaba más tiempo de lo que ya hacía. Prácticamente se la pasaba todo el día golpeando un costal de box, si lo había, o haciendo cualquier ejercicio en el lugar que tuviera. Sabía el porque y era porque ambas son iguales. No les gusta hablar de sus sentimientos, menos de cuando alguien les rompe el corazón, y no saben otra forma de sanar que no sea concentrarse en algo que las haga liberar todo lo que tienen dentro.
La rubia camino hasta el pequeño gimnasio que tenía el bunker donde se estaban quedando. Se quedó un buen rato observando como la menor le tiraba golpes a diestra y siniestra al costal que tenía enfrente, tuvo un deja vu de la primera vez que le rompieron el corazón a Elizabeth aunque sabía que no había comparación. Se percató de que a pesar de que la situación era parecida a como ella lo recordaba, las cosas habían cambiado. En aquel entonces su pequeña tenía 15 años y ahora, acaba de cumplir los 18. Los golpes que daba tenían más potencia, incluso tanto como los de Steve pues ahora la chica tenía el suero del supersoldado. Tenía cicatrices nuevas, golpes nuevos. Su aspecto físico había cambiado un poco en cuestión de meses, pues al entrenar tanto había obtenido una figura más atlética y definida que la que ya tenía. Pero lo que la rubia noto que más cambio en ella, era su mirada. No sabía como describirlo pero había cambiado, ya no tenía el mismo brillo que recordaba, eso es lo que Natasha le decía a Steve cuando salió como tema de conversación su hija menor.
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Desde las cenizas/Los vengadores/
FanfictionElizabeth Rogers Romanoff llegó a la vida de los vengadores para salvarlos, aunque ya estaba presente en la vida de Natasha Romanoff por un encuentro que tuvieron en el pasado. Muchos dirían que es una chica dulce y cálida pero tiene un gran pasado...