Foulard

334 33 69
                                    


Aclaraciones antes de leer

N/A: Este escrito abarca contenido angust, deprimente, etc.
Recuerden que todo lo que se narra aquí es sólo ficción y nada más que eso. Si eres sensible a alguno de esos temas te recomiendo no leer esto.

Dado por sentado que el aviso fue claro; les brindo una cálida bienvenida y agradezco muchísimo su apoyo.

Es espesa, tanta es la influencia de sus zapatos que las huellas quedan impregnadas como hoyos bajo la nieve

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Es espesa, tanta es la influencia de sus zapatos que las huellas quedan impregnadas como hoyos bajo la nieve. Esta es de un matiz tan blanco que parece irreal, ese acto de la naturaleza que ocasionalmente quema su piel lozana de puro frío... Vuelve a sonar irreal.

Le cala los huesos forjando una corriente invernal, hace que odie el invierno aún más. Hace que aborrezca lo que una vez amó desde el fondo del corazón. Desde que su conciencia empezó a divagar y enloquecer aquel fruto de la meteorología le ha parecido una bazofia de pies a cabeza, no le ve el lado bueno y, sin embargo, todos los años desde aquella tragedia se despoja de su encierro ermitaño para percibir que sigue siendo un ser vivo. Irónico. Él lo sabe, más no lo recuerda en el presente, pero reconoce que si no siente ese daño colateral en su cuerpo físicamente recae, se hunde como aquellas huellas que dejó en la nieve marcando sus piececillos. Pues no le halla sentido al seguir con un latente corazón cuando todos sus seres queridos no existen, cuando nunca existieron. Cuando tiene una inteligencia desbordante, pero sigue sin recordar cuál es su nombre y si algún día nació para algo en específico.

Le duelen los puños, también la garganta, intenta articular una maldición, no obstante, su voz parece estar esfumándose como susurro llevadero de viento, así que el resultado es un ronco quejido sin letra de abecedario que identifique.

Esta vez se limita a no enervarse y debido a ese simple, pero acto costumbre, parece pensar que está perdiendo la cordura o algo semejante, los parpados dan vistazos lentos cuál material oxidado. Le pesan en demasía... Se cuestiona si será su fin, estaría agradecido de que así fuera, aunque de una u otra manera sería un suicidio dado que fue su decisión anual el pasear por todo el pueblo Goldy Pond el cuál yace cubierto de aquel helado sendero de cristales diminutos.

Siente nuevamente la oleada congela huesos llegar a golpear su rostro descubierto, de todas formas, nunca ha querido abrigar su cuerpo con ropas para la época. Tan sólo una desgastada bufanda como única sobreviviente y dueña de sus memorias pasadas hasta la raíz, ese motivo crucial hace que todo le dé una fuerte cachetada, inclusive el invierno que se mofa con suma gracia tras la nieve que cae con delicadeza en su pesar.

El cielo se le cae encima, lo presiente al instante en que pierde el sentido de orientación y se deja llevar con sencillez por la corriente de aire que empuja su cuerpo una vez más, pero en esta ocasión cae de rodillas. No tiene las fuerzas ni ganas suficientes como para movilizarse, así que planea quedarse allí hasta morir congelado.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 06, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Foulard | RayAnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora