El Hijo del Jeque ✔

55. Trabajo sucio

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Ibrahîm Farûq.

—Buen día.

No se, si es normal esto que siento, estoy nervioso como si el no tener esto me puede llegar a dañar algo. Pueda que este exagerando un poco pero entiénda que es mi primera vez y no se como me vaya a salir este primer paso a mi nueva vida.

—Buen día —contestó con una sonrisa bien fingida ya que si muestro mi parte real, no será una risa lo que mi rostro muestre.

—¿Cual es su nombre y edad?

—Mi nombre es Ibrahîm Farûq y tengo 25 años.

—Tu currículum menciona que sabes varios tipos de idiomas, quise saltarme de un solo a esta parte ya que si es cierto esto, te contratamos inmediatamente —ríe.

—Sí, así es. En general me aprendí cinco, Inglés, Español, Italiano, Alemán y Portugués además de mi idioma natal, claro —sonrió.

—Eso es increíble —comenta alegre —. Claro que tendremos que ponerte a pruebas para saber si lo que dices es cierto.

—Esta bien, cuando quieran.

—Si es posible hoy mismo las podemos hacer, sabes qué ahora mismo voy a ir a ver si se puede ahorita —dice feliz como si se hubiera encontrado una fortuna.

—Sí, esta bien.

—Espérame aquí.

Soplo.

Pensé que sería más difícil ya que según Sophia, hay muchas personas que lo único que hacen es intimidarte en las entrevistas, de manera de salir del paso. Por suerte este no fue mi caso, todo salió bien y como dijo el señor al terminar las pruebas me quedo trabajando en este lugar.

Sophia, por fin tendremos una vida como tanto la hemos anhelado.

Después de unos minutos esperando, el señor muy alegre se adentra a la oficina —. Hoy mismo podrá hacer las pruebas, si las pasa seguramente se quedará.

—Que bien a ¿que hora comienzo?

—Ahora mismo lo llevo a hacer las pruebas.

Yo con una sonrisa en el rostro, asiento ya que aunque no se muy bien en que me estoy adentrando, se que valdrá la pena. Estoy seguro que obteniendo este empleo podré darle una vida a Sophia como siempre la ha querido. Y no niego que me asusta saber a que nos llevara todo esto pero aun sin importar lo que se nos presente, estoy seguro que lo podremos superar.

—Dígame algo ¿si sabe muchos idiomas, tiene que ser de familia prestigiosa? —pregunta el señor de la entrevista. Por un momento pienso en decir que no pero creo que lo mejor será decir algo de verdad.

—Pues no niego que mi familia es muy poderosa pero aun así yo siempre quise que mis logros fuesen propios y no por ayuda de mi familia.

Sonrió.

—Ya veo, eso es muy admirable.

—Gracias.

Llegamos a una oficina y veo a una señora sentada, viendo fijamente su portátil. En eso se fija de vuestra presencia y deja de hacer lo que esta haciendo.

—Lupe, este es el joven del que te hablaba.

La mujer me queda viendo de pies a cabeza, analizando cada parte de mi cuerpo como si quisiera saber algo.

—Hola, mi nombre es Ibrahîm Farûq —me presento, acercandome a ella y saludarla de mano.

—Un gusto Ibrahîm —sonríe.