Ahí estaba ella, jugando con su conejito de trapo sentada en el césped mientras su mama le peinaba su cabello en una hermosa cruzada.Mientras su padre las miraba desde el marco de la puerta y sus dos hermanitos menores dormían una siesta.
La niña tan solo 9 años miraba con tanta ilución el regalo que su padre le acababa de dar, el conejito de trapo y un collar.
A esa pequeña y dulce niña se le veía tan feliz con su conejito, la niña llevaba puesto un vestido rosita de cuadros blancos al igual que sus pequeños zapatos y el collar que era de plata y llevaba un corazón que consigo traía un grabado.
Ella era una niña hermosa , blanca de cabello cobrizo y enresortado , ojos color gris como la materia y su boca rosada y tenue.
La niña era igual de hermosa que su madre, ella era exactamente el reflejo de su dulce y hermosa madre.
Su padre solo miraba sin ninguna pisca de sentimiento a la madre de sus hijos y al dirigir la mirada a sus hijos una sonrisa con dolor se formaba en el rostro de aquel señor muy bien parecido.
El era blanco y alto de cabello oscuro como la noche y ojos azules como el cielo, nariz respingada y mandíbula partida, ademas vestía un traje oscuro como su cabello y traía una corbata que realzaba sus ojos.
Miro a su esposa de manera triste y movió la cabeza en forma de hacerle saber que ya se tenían que ir, su esposa lo miro de la misma manera que este y se levanto para despedirse de su hija.
- Cariño ya nos vamos, tu abuela cuidara de ti y de tus hermanos - dijo a su hija con tristeza en su voz.
- Si mami , pero ¿por que no puedo ir con ustedes? - pregunto triste la niña.
- por que ya te dije que yo y papi tenemos que resolver unos pendientes y .... Es mejor que te quedes, okay - dijo su mamá con los ojos cristalizados y con su voz pendiendo de un hilo.
- Okay mami - dijo triste.
- Portate bien y cuida que tus hermanitos - dijo la mamá de la niña.
- Si mami- dijo aun triste.
- Bueno Bye princesita -
- Bye mami- al decir esto la señora se dirigió hacia donde se encontraba su marido.
-MAMI PAPI LOS QUIERO MUCHO NO SE TARDEN!!!-
gritó la niña con todas sus fuerzas a sus papas una vez que estos estaban saliendo de la casa.
La niña se dirigió hacia dentro de la casa a donde se encontraban sus hermanitos dormidos y los vio.
Eran 2 pequeños bebes de 3 meses de edad , eran unos recién nacidos. Eran tan diminutos que a ella le parecía increíble como podían ser tan pequeños y solo así comprendía que hubieran entrado en la panza de mamá.
Ella los miraba por la cuna y metia sus manos para acariciarles mientras una sonrisa se les formaba en sus caritas cada vez que ella lo hacia, en la cara de la niña se formo una gran y luminosa sonrisa al ver esto.