O9: Intentándolo o dejar pasar.

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El rubio terminaba de colocar un par de cosas de primera necesidad dentro de la mochila, después de todo, no podía ir simplemente a la casa de la tía de Ashley y esperar que esta le diese cosas como una toalla o un cepillo de dientes; obviamente era consciente de ello. Aún así, en vez de llevar una toalla de baño, decidió ducharse antes de tomar el autobús junto a Larry y Sal.

El viaje lo habían pasado los tres escuchando música, y distrayéndose en conversaciones de las que apenas participaba el rubio, pues tenía tan pocas cosas en común con el castaño, que eso sumado a la falta de voluntad de hacerlo, hacían la charla muy pesada e incómoda.

Pero debía quitar la mala cara cuando viese a Ashley, después de todo, la chica había pedido permiso para poder invitarlo y no dejarlo fuera, y evitarle hacer pasar la noche sólo hasta que llegase Sal del recital. Así que luego de llegar a la puerta de la casa, dejó de fruncir el ceño e intentó sonreírle a la castaña y a su tía; misma acción que imitaron Sal y Larry, a diferencia de no tener necesidad de hacerlo.

─¡Al fin conozco a los amigos de mi niña!, un placer, soy la tía de Ashley, pero pueden decirme Tía Campbell, o Tía Elise─.

─Un gusto igual, soy Sal Fisher─.

─Larry Johnson, o tu sobrino preferido─.

─Travis Phelps, un placer─.

─Haha, tú Larry, tienes cara de picarón─.

─Acertó en el blanco, estimada Elise─ dicho esto, el castaño besó la mano de la mujer.

─¡Larry!─ la castaña pateó la puerta del baño, posteriormente entrando a la sala ─¡¿Podrías dejar de intentar ligarte a mi tía?!─.

─Ashley, nena, te he dicho cien veces que por favor ya no patees las puertas─.

─Perdona, tía, pero no puedo dejar que este desgraciado se ponga pesado─.

─Oh, no te preocupes, solo quería confirmar si todas las mujeres de la familia Campbell eran hermosas por excelencia, y ya lo comprobé, querida─.

─No sé si sentirme ofendida o halagada─ habló la castaña, ignorando la risa de su tía tras el palabrerío del joven Johnson ─Como sea, síganme. Maple y Chug ya llegaron, vengan por aquí, subiendo la escalera─.

─Nena─ la mujer llamó a la chica; logrando que esta se detuviese luego de subir un par de escalones ─¿Tus amigos de arriba ya se terminaron las galletas?─.

─No lo sé, iré a ver─.

─Bueno, si quieren más dime. Quedaron unas cuentas recién salidas del horno─.

─Bien, pero no los sobrealimentes─.

─Por Dios, Ashley, son personas, no hamsters─.

─Eso lo dices porque no los has terminado de conocer─ la castaña subió un par de escalones más; doblando a la izquierda y siendo seguida por los otros tres chicos ─Vengan, esta es mi habitación─.

─¿Tu habitación es el ático?─ interrogó asombrado el peliazul.

─Cuando vengo a lo de mi tía, osea a esta casa, lo es, y prefiero el ático que la sala, además, tiene muy buena iluminación, y está adornado de un montón de recuerdos junto a los muebles como la cama y el baúl de ropa, así que me entretengo mucho cuando vengo aquí a revisar─.

Cool─.

Una vez los tres chicos y la joven entraron al supuesto ático/habitación, quedaron asombrados con lo hermoso que se veía; no era nada comparada a la casa embrujada que se habían imaginado. Las paredes con tablones de madera y pósters de bandas viejas; los muebles de madera pintada de blanco; la gran ventana que había por sobre donde se hallaba la cama de la chica, y la otra pequeña ventanilla redonda típica de los áticos, que se hallaba por encima de la gran ventana, eran solo una minúscula parte de lo que admiraron.

Superfluo -【Sally Face】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora