Entramos al restaurante y la mesera nos dirigió a una pequeña mesa para dos. El ambiente era tranquilo, y seguro para mí.
Estaba tan mareada que apenas y podía mantenerme de pie. Edward lo noto y me ayudó a sentarme.
Edward: Te sientes bien?- lo dijo con una voz de preocupación
Alessandra: no, necesito mi medicamento
Edward todo mi mochila e hizo lo que le pedí: sacar mi pequeña bolsa llena de medicamentos.
Edward me pidió un vaso de agua y observo como me tomaba cada medicamento. Mi mente se callo por un momento.
Edward: Por qué tomas tanto medicamento?- lo dijo buscando mi mirada
Abrí los ojos y me enderece. No quería mirarlo; temía a que el miedo y los nervios regresarán, pero no debía tener miedo.
Alessandra: Estoy enferma y los necesito- lo dije seca y cortante. No quería hablar sobre mis problemas paternales y el uso de drogas en mi vida. Por un momento solo quería silencio.
Edward: La rehabilitación fue difícil?
Alessandra: Quién te dijo.... Maldición, Bella
Edward: Ella no me dijo nada, realmente no hablamos mucho. Ella piensa que yo soy misterioso y por eso le atraigo. Yo puedo saber todo lo que piensas, o al menos solo unas partes- su voz parecía tener miedo de salir de su boca.
Alessandra: Cómo sabías en dónde estaba?¿Cómo sabes lo de la rehabilitación?- se lo pregunté sin rodeos. Quería terminar lo antes posible esto para poder regresar a casa
Edward: Te lo estoy diciendo, Alessandra. Yo puedo escuchar los pensamientos de todos. Yo... Quería mantener mi distancia, pero me fue imposible.
Alessandra: me estabas siguiendo?, O mejor dicho, tú estabas acosandome- lo dije enojada.
Edward: Yo... Yo siento que no puedo alejarme de ti. Siento la necesidad de protegerte- su mirada y su voz fueron lo más sincero que nunca antes había visto y escuchado en la vida.
Alessandra: no necesito que me protejas, yo sé cuidarme sola.
Edward: no lo creo, Alessia. Si tú forma de cuidarte es dejar que las personas te hagan daño para después remediarlo con drogas, no sabes cuidar de ti...
Alessandra: tu no tienes derecho de meterte en mi vida ni en mi mente- mi voz se subió un poco de tono.
Edward: sé que no tengo derecho de meterme en tu vida, pero quiero que sepas que no todos vamos a hacerte daño. Quiero que estés segura y que seas feliz.
Alessandra: tu no puedes asegurarme seguridad y felicidad, no puedes- estaba dispuesta a irme, pero dijo algo que me hizo quedarme.
Edward: sé que quieres saber muchas cosas sobre mí, y te las diré. Solo dame tiempo...
Quería irme, quería correr y contarle lo que paso hoy a la primera persona que encontrará en la calle. Pero mi miedo se desvaneció.
Mi mente quería eso, pero mi corazón quería quedarse con él y no salir nunca de ahí.
El amor te consume, y una vez que te jode ya no hay vuelta atrás.
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