3.- Mi nuevo "hogar"

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Edgar quería irse ya pero primero quería hablar con Sergei, el le había dicho que quería hablar con él de algo importante. No le agradaba hablar con ese hombre pero también le había dicho que era algo que tenía que ver con Baldacci.

Llego a la oficina y toco un par de veces. Esperaba que no abriera para poder irse pero justo cuando iba a dar la vuelta la puerta se abrio.

—Oh, Doctor, no creí que fuera a venir— saludo Sergei al ver a Edgar—. Adelante, pase.

El mayor entro con un saludo forzado.

—Me imagino que viene por lo que le dije acerca de Baldacci, ¿no?

—Por favor sea breve.

—Escuche un rumor muy interesante— comenzó a decir en un tono bajo, como si quisiera hacer que todo sonara real—. Según dicen, estaba muy fascinado con el laboratorio, yo diría que demasiado, dicen que quiere comprar el lugar. No sé tú, pero yo creo que el Director estaría dispuesto a hacerlo. Todo se consigue con dinero.

Los dos permanecieron en silencio un momento.

—¿Era eso lo que me tenías que decir?— pregunto Edgar con un rostro serio.

—No lo entiendes, ¿verdad?—dijo con una risa.

—¿Entender qué?—  en su voz había molestia, una de las cosas que más odiaba era que un "joven" lo tratara como idiota.

Se recargo en el escritorio, quedando más cerca de Edgar— Se nota que Baldacci es de eso que dicen: "Lo viejo a la basura"

Ese simple comentario lo puso colérico. Se levanto y salió azotando la puerta. Ese estúpido se arrepentiría, solo tenía que hacer que fuera a él a quien despidieran ¿como lo lograría? Fácil, con Oliver.

•••

Kairi estaba en su habitación, sentada sobre su cama canturreaba una canción que le había enseñado Hana, su "cuidadora. Sus pies se balanceaban de adelante a atrás con un pequeño ritmo, parecía que quería hacer que un columpio la llevara muy alto. Estaba muy aburrida y ya se quería dormir pero esa habitación era horrible, gris y aspero, como una pintura que inspira soledad y amargura, extrañaba su anterior cuarto, rosa y con mariposas de metal pegadas a los alrededores.

Miró la puerta por enésima vez, le habían dicho que Hana vendría pero comenzaba a creer que no sería así. ¿Y si la habían engañado? Se puso la mano en la boca, como si lo hubiera dicho en voz alta. No, no, no, no podían haberle mentido... ¿O si?, bueno, Hana le había dicho que no confiara en nadie de este lugar.

—Ja ja, que tontita, Kairi- se riñó así misma— obviamente no mentirían con algo tan tonto.

Se recostó en la cama, seguro llegaría... No la podía abandonar en este lugar... No podía...

•••

A la mañana siguiente Oliver despertó a la hora habitual, con el ritmo habitual y con el dolor habitual. Sería un día normal.

•••

Kairi se levanto con un gran bostezo, estirandose, se paro de la cama. Cuando vio que estaba en esa fea y gris habitación se deprimió un poco.

"Bueno, tal ves me dejen decorarla por lo menos un poco, ¿no?" Con este pensamiento sonrió lo mejor que pudo.

Justo en ese momento se abrió la puerta, dejando ver a una mujer alta, de pelo negro y rizado hasta más abajo de los hombros, agarrado en una coleta formal, sus rasgos eran japoneses.

Child experiments [Niño de experimentos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora