𝒔 𝒖 𝒅 𝒐 𝒓

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—¿Hoy a donde iremos?

El día estaba nublado, amenzando con llover. Soobin y Taehyun estaban caminando sin rumbo fijo, hablando de cualquier cosa irrelevante que se les pudiera ocurrir. Después de la pregunta del más alto, el pelirrojo solo levantó los hombros.

—No se me ocurre un buen lugar a donde quiera llevarte  —respondió sencillamente — ¿A dónde quieres ir?

Soobin se sorprendió por la pregunta.

— B-bueno...—tartamudeó, pensando en su respuesta —No suelo ir a lugares interesantes. No soy una persona interesante. —Dijo, mientras intentaba no ver el rostro del pelirrojo, pero si pudo escuchar la queja que transmitió mediante sus quejidos.

—Soobin, prometí que te protegería de cualquier daño que se atrevieran a hacerte, pero no puedo protegerte de ti mismo. 

El  chico volteó a verlo con confusión.

—¿Cómo? No me hago daño a mí mismo. — le dice.

Taehyun le sonrié ampliamente.

— Claro, eres Soobin. Jamás te das cuenta de algo, a menos que alguien más lo diga. Eres demasiado puro. — le termina acariciando el cabello, adelantándose al camino. Como siempre, Soobin tuvo que adaptarse a su paso sin decir ni una sola palabra.

Era costumbre. Taehyun siempre decía algo cuestionable y no se lo explicaba hasta que se diera cuenta.

Caminaron durante unos segundos más, aparentemente sin rumbo. Soobin ya no quiso preguntar más a causa del cómodo silencio y de la buena sensación de la buena compañía, así que no dijo nada. Nada hasta que a lo lejos, se escucharon unos fuertes gritos.

—¡Auxilio, auxilio! ¡Por favor, alguien ayudeme! ¡Quien sea! —una voz femenina sollozaba desconsoladamente. Llamó la atención de ambos chicos tan pronto como se hizo presente.

Había unas quince personas cerca, amontonandose para ver qué sucedía. Todos murmuraban y señalaban, nadie le daba la ayuda que según requería la mujer. Sólo se quedaban viendo.

La mano de Taehyun fue directo al brazo de su acompañante, como una forma de decirle que se quedara quieto y no fuera a ver lo que pasaba. Pero el otro chico no pudo evitarlo, así que simplemente se soltó de su agarre y se acercó un poco.

En su vista se enfocaba sangre y otras cosas más mientras se acercaba. Pronto cayó en cuenta de que la señora estaba sosteniendo un cadáver, que seguramente, era de su hijo.

Lo sostenía con desesperación, con dolor. Los presentes sólo se quedaban mirando a lo lejos. Trató de acercarse más pero su mente se volvía borrosa. Se arrepintió al ver con detalle lo que en realidad pasaba.

El chico, el cuerpo sin vida, estaba lleno de quemaduras de cigarrillo y con múltiples heridas más. Pero lo más destacable y bochornoso de todo, era que en la frente del chico, estaba escrito un perfecto "maricón". También, en su vaga vista, se podía apreciar un papel envuelto en sangre con el mensaje ;

Por pecador, desobediente y perverso.

La madre seguía llorando, aún rogaba por ayuda. Soobin sintió un horrible miedo en el corazón cuando vió eso, cuando pudo escuchar las voces abundantes de los que estaban alrededor, juzgando, criticando. Era como si le hubieran echado un balde de agua fría, como si su corazón se hubiese congelado.

Ese muchacho se lo merecía, es su culpa, su madre lo sabía. No entiendo porque se hace la sorprendida.

— Si dios lo quiso de esa manera, así debe ser. Su muerte fue porque así lo quiso.

— Yo no creo en dios, pero lo que ese muchachito hacia era verdaderamente perverso. Su madre debía haber cuidado de algo como eso, debía llevar a que revisaran si estaba del todo sano.

Malo, malo, perverso, incorrecto, culpa, enfermedad, de nuevo perverso.

Esas palabras de apoderaron de él.

Se sintió mareado, le comenzó a doler la cabeza. Sus ojos sólo podían ver al chico muerto y a la mujer sufriendo como nunca. Se imaginó un escenario en donde lo mataban a él de la misma manera y a su madre apoyando la causa por sus creencias. Era horripilante solo pensarlo.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, sus manos comenzaron a sudar y finalmente huyó de ahí lo más pronto que pudo.

Sí, lo único que sabía hacer era escapar, esconderse.

No tenía el suficiente coraje para arriesgarse, ni para vivir. Preferia correr y ocultarse antes que parar y mirar las cosas de frente. Sabía que nunca sería capaz de eso, era la única manera de mantenerse a salvo, se sentía inútil, pero no corría peligro.

Se escondió en un callejón solo, se dejó caer en el sucio suelo y  lloró mientras pudo. Sabía que era un cobarde, un idiota. Pero no podía hacer más, había nacido para seguir ordenes y desaparecer su verdadera cara. Simplemente no podía.

— ¿Soobin? — escuchó la voz de Taehyun unos segundos después. Había olvidado por completo que él también estaba ahí. Seguramente  había parecido un bebé llorón. Qué vergonzoso.

Sintió y escuchó como se acercaba y se alejó asustado.

Taehyun era la única persona que le había demostrado cariño y amor sincero en su vida. Era como una montaña rusa llena de emociones, tan impredecible. No tenía idea de como alguien como él había llegado a querelo tanto. Pero seguramente, después de ver su comportamiento ante una situación como esa, pensaría diferente de él. Seguramente ya no lo quería. Estaba listo para enfrentarse a eso.

— Soobin.. — volvió a repetir el chico, tratando de alcanzar a su triste contrario, pero él no se atrevía ni a mirarlo. Fue la imagen más desgarradora que había visto.

— Tae, vete. Estoy actuando como un cobarde, no quiero que me veas. — le dijo con la voz rota.

¿Era normal sentir un jalón en el corazón?

Taehyun no entendía a que se refería Soobin, pero conociéndolo sabía que tenía ideas equivocadas.

— ¿Te asustaste, cierto? — preguntó ignorando la petición del castaño, solo vió como se hacía más pequeño — Soobin, no me importa lo que pienses ahora, pero quiero que sepas que no estas solo en esto. Tienes miedo, ya lo sé. No tienes la culpa.

El ruido de un sollozó ahogado se escuchó segundos después. El chico en el suelo no sabía que pensar, pero era vergonzoso, no podía dejar de repetirselo en la cabeza. Su cuerpo estaba tenso y no podía respirar.

— Ese chico murió porque la gente mala lo quiso así. Dios no. Es una mentira. — le asegura mientras se va acercando — La gente no muere porque sea buena o mala, simplemente lo hace. Morir no es un castigo, vivir sí lo es.

Dicho eso, pone sus rodillas en el suelo y toma a Soobin por los hombros, tratando de que alguna manera, se miren mutuamente.

Soobin se niega al inicio, pero al final sabe que no podría resistir mucho tiempo sin seder a Taehyun, así que finalmente se voltea y permite el abrazo del pelirrojo.

Siente como el nudo en la garganta se desvanece y como su cuerpo se relaja al sentirse de alguna manera, protegido. Simplemente escucha la voz de Taehyun susurrar "No es tu culpa"

Siente un beso en la mejilla y a pesar de que Taehyun no hizo más para consolarlo, se sintió más que agradecido. Sabía que Taehyun tenía una fuerza emocional impresionante y sus ideas estaban fuera de los límites, así que pensó que al ver eso iba a pensar que tenía una mente débil e incapaz. Aún se preocupaba por eso, pero era reconfortante saber que no estaba precisamente decepcionado.

Ese frío sudor de cobardía se había estado desparramando en su frente desde que había nacido y había visto y sentido lo que era vivir. El sudor del miedo, del esfuerzo, de la ansiedad, de todo. Se había quedado ahí y aún se generaba más. Probablemente jamás dejaría de producirse.

𝐏 𝐇 𝐀 𝐒 𝐄 ; Taebin ▪︎ Soohyun ; ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora