Una guerra lo cambia todo

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Disclaimer: Es todo de Rowling, desafortunadamente. Mira que podía quedarse el dinero que tiene y dejar que los personajes fueran comunales y tal, pero la pela es la pela.

Esta historia participó en el reto «Desde los ojos de otros» en Facebook. El objetivo era contar un Dramione desde el punto de vista de la pareja que te sortearan. A mí me tocó Harry Potter/Pansy Parkinson.  

Beteo de Paandreablack.

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La primera vez que Harry vio reír a Hermione a carcajadas desde que rompió con Ron, estaban en el reservado de un local muggle celebrando el cumpleaños de Luna. Inicialmente, había sido el propio Harry quien había conseguido arrastrar a toda aquella pandilla de desconfiados sangre pura hasta las discotecas y pubs muggles, argumentando que su privacidad sería mucho más amplia que en el mundo mágico y tendrían más libertad de acción. Había acertado, los periodistas de El Profeta seguían conformándose con sacar fotos de ellos cuando comían helado en el renovado local de Fortesque, compartían una cerveza de mantequilla en Las Tres Escobas o probaban el plato del día en el nuevo Caldero Chorreante regentado por Hannah. Ahora era la tónica general de los fines de semana. Harry sospechaba que Malfoy tenía bastante que ver en el tipo de reservados y locales que frecuentaban últimamente pero, decidido a que si no sabía nada no tendría nada que recriminarle, se limitaba a disfrutar de las bebidas de calidad y los cómodos sofás.

—Está coqueteando —dijo Pansy a su lado, entrecerrando los ojos en dirección a Hermione.

—No está coqueteando —protestó Harry, sintiendo el impulso de defender a su amiga—. Lo ha pasado mal todos estos meses, pero que se ría así es normal. Echaba de menos que lo hiciese.

—No digo ella, tonto. Digo Draco —insistió Pansy—. Está coqueteando con Granger.

—No puede ser, a Malfoy no... —Harry entrecerró los ojos también, intentando identificar por qué Pansy afirmaba aquello—. ¿Por qué crees que está coqueteando?

—Fíjate en sus ojos. No los ha apartado de ella y los tiene bien abiertos. Está mirándola —enfatizó la última palabra—, no evaluándola como hace con todos nosotros. Y su mano está casualmente apoyada en el respaldo del sofá, demasiado cerca del hombro de Granger.

—Eso no es coquetear.

—¡Le está hablando al oído, Harry! Tiene su cara prácticamente pegada a la oreja de Granger.

—Hay mucho ruido.

—Otras veces hablan sin necesidad de acercarse tanto. Y no poco, los dos cerebritos pueden tirarse horas hablando de sus libros favoritos, sus últimas lecturas y todo eso.

—Y comentando la película que hayan ido a ver al cine —añadió Harry, asintiendo y comprendiendo a qué se refería Pansy.

—¿Película?

—Claro. Hermione y él van al cine todas las semanas. —La ceja de Pansy se enarcó de un modo muy parecido a la forma en la que Malfoy lo hacía cuando decía una estupidez. Harry solía pincharles diciendo que uno de los dos debía haberlo aprendido del otro—. Desde hace meses. ¿No lo sabías?

—Draco no me había dicho nada. Podían habernos avisado.

—Hermione me lo dijo, pero nosotros teníamos... otros planes —dijo Harry con una risita.

—Oh, que le den por saco entonces a las películas. Así que es cierto. Está coqueteando.

—¡Hermione no está coqueteando! —volvió a protestar Harry.

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