Grace lidia con la muerte de su madre, mientras trata de no enamorarse de su nuevo vecino.
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«A veces perder, significa ganar».
La madre de Grace muere el mismo día en que su padre, aquel que nunca ha visto, aparece.
Su vida cambia al tener que m...
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Se llegó el día.
El doctor Martin junto con la doctora Carter, la oncóloga que lleva mi caso, decidieron que debía iniciar con la fase de consolidación. Según lo poco que recuerdo, trata de incrementar la quimioterapia en busca de resultados que eliminen las células tumorales del cáncer. Se combina con radioterapia y, luego de un par de análisis y charlas con papá y Kristal, la terminé aceptando.
«Los beneficios son mayores que los riesgos» había dicho la doctora Carter. Sin embargo, recuerdo a la perfección cuando le pregunté a Helen su opinión. A pesar de no darme una respuesta concreta, sus palabras siguen guardadas en mi memoria: "Cualquier procedimiento médico tiene un costo". Y, a decir verdad, n0 sé si estoy dispuesta a pagarlo.
Bueno, estaba. Es mi segunda semana recibiendo el nuevo tratamiento.
Regresé al hospital apenas empezó el nuevo año. Ese mismo día me hicieron la propuesta, una que era evidente no podía rechazar. En especial cuando el tratamiento por primera vez, parece ir a mi favor. Aunque hay un problema.
Más quimio implica más alteraciones a mi cuerpo, lo que conlleva a que reaccione diferente a las demás veces. Como ahora, que me encuentro con un suero intravenoso en mi mano izquierda. Había olvidado que esta cosa me hacía vomitar. Y ya que necesito descansar para reponerme, no encontré una mejor forma que leyendo un libro, así esté pasado de moda.
Recuerdo haberlo comprado hace años, cuando comenzaba a interesarme por la literatura juvenil. Pude haber leído el libro de ciencia ficción que compró Reese para mí, pero lo estamos leyendo juntos y no avanzaré sin él. Además, estoy disfrutando de mis libros sin leer ya que por ahora no hay presupuesto para comprar nuevos. Papá y Kristal trabajan duro para cubrir los gastos médicos y no puedo darme el lujo de pedir nada. De todas formas, no tengo ningún problema en releer libros viejos, a veces descubres una opinión diferente a la que tenías cuando los leíste por primera vez.
—¿Puedo pasar? —pregunta Dean asomando la cabeza en la habitación.
Asiento con la cabeza, sonriente.
—Te compré algo. —Saca una diminuta caja de su bolsillo delantero—. No es nada especial, pero noté que llevabas un único dije en ese brazalete, y yo, pues, pensé que necesitabas otro.
Contengo una risa. Es la primera vez que lo veo nervioso.
—Es muy tierno de tu parte, pero...
—No es tierno —se apresura a decir—. Lo hago porque luce estúpido llevar un solo dije. La idea es llenarlo de muchos.
—Como tú digas —murmuro.
Él mira para otro lado mientras abro la cajita. Dentro hay un dije en forma sol de color plateado.
—Es hermoso, Dean —digo encantada—. Me encanta.
—Elegí el sol porque brilla al igual que tú —susurra.
