¿Se supone debía estar calmado? Eso creía.
Era obvio que Teruki no podía dejar de mirar al pelinegro, estaban a solas en esa habitación de karaoke, con las luces apagadas y siendo iluminados por varias lámparas de lava de colores cálidos; justo la situación perfecta para verle sonreír ante haberse equivocado en la letra de la canción escogida.
¿Sonreía como bobo por cada expresión que Kageyama soltaba? Sí, eso era seguro.
Ese día era precioso, un domingo en el que los deberes de la escuela no era problemas para ellos y pasar un rato de diversión en algún establecimiento era lo menos que podían merecerse. Ya eran pasadas las tres de la tarde, con suerte su tiempo terminaría antes de que Ritsu empezará a llamarle como si el estar con su hermano fuera necesario para preocuparle. Por favor, Hanazawa no era ningún idiota, conocía las limitaciones que Shigeo con las relaciones interpersonales y cuán protector era Ritsu con él, también sabía que incluso si sus hormonas se volvieran incontrolables, estaba pasando por esa etapa de adolescente incomprendido según presentía, no haría nada para lastimar a Kageyama.
Vio la bebida y la carta con las canciones disponibles en el reproductor, todas eran de tiempos medianamente antiguos o canciones populares de algún grupo que, si bien conocía, no era de su interés. No tenían alcohol, Reigen se moriría antes de permitirle a Mob tomar alguna bebida de ese índole, por lo que en esa ocasión tenían algunos refrescos a su disposición sobre la mesa.
La dependienta había pasado unos minutos atrás para indicar que su tiempo estaba pronto a acabarse y que si deseaban cantar algo desde lo profundo de su corazón ese era el momento indicado.
Claro que lo había intentado todo, todavía era popular en la escuela por lo que con frecuencia las chicas se le acercaban para dedicarles canciones románticas y Teruki, ni lento ni perezoso, usó su amplio conocimiento en pistas románticas para cautivar a su cita.
Aunque Shigeo no parecía entender las señales y eso le desesperaba un poco.
Bien, el paso "declaración indirecta" no había funcionado tan bien como él esperaría, y el paso "mirarlo hasta que se dé cuenta de que lo ves" iba por el mismo camino al fracaso.
Shigeo era encantador incluso frente a la luz artificial de las lámparas, con el cabello confundiéndose en la oscuridad de la sala y su piel viéndose más blanquecina por el resplandor del televisor en ella. Sus ojos estaban concentrados en leer las oraciones en la pantalla, recitar sin tantos errores la letra de la canción y pasar a no morirse de vergüenza por errar en la pronunciación de una sílaba o equivocarse en el ritmo a seguir.
El rubio no podía evitar mirarlo con devoción, la presencia calmada de Kageyama revolvía en su estómago el almuerzo que tomaron esa tarde y el refresco de tal forma que, si podía llamar a su sentir de una manera comprensible, estaba sintiendo mariposas en el estómago.
Lo raro, claro, era que, pese a verse como un gato hipnotizado por un puntero láser, Teruki no sentía mal. Algo ido por las escenas que pasaban en su mente sí, pero enfermo jamás.
Shigeo terminó con la canción y pasó a sentarse a su lado en el sofá, tomando con ambas manos su refresco y succionando el contenido para aliviar su cansancio mental. Sus mejillas estaban algo coloreadas, tal vez por la emoción de pasarla fuera de casa un domingo, y su respiración era pausada, pero a la vez escalofriante, como si con eso el esfuerzo de cantar a pleno pulmón se apaciguara.
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Primeras Veces [Mob Psycho 100]
Fiksi Penggemar[Mob Harem] La vida de Shigeo Kageyama era todo lo normal que la de un chico de catorce años podía ser. Siempre buscó pasar desapercibido, pero últimamente no entendía el porque la gente actuaba de esa manera tan extraña a su lado. Era raro, puede q...