1-La primera visita

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Narración en tercera persona

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-Tu tía Lauren me contó que su familia obtuvo todo el dinero estafando a sus clientes. No creo que sea una buena influencia para ti, cariño. Debes tener cuidado con la gente de aquí dentro.

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Camille había estado hablando con la misteriosa Adrienna Darcy Duchamps desde que se conocieron en la institución. La pelirroja no había podido quitarle los ojos de encima, ¡y quien pudiera! Ella era, a pesar de sus problemas de comportamiento, una adolescente muy atractiva: de piel blanquecina, cabello oscuro rizado y ojos azules que se complementaban con su ácido humor. Combinados con el estatus socio-económico de su familia y la astuta actitud que no dudaba en demostrar, Adrienna parecía la mejor compañía para su ansiosa estadía. 

No siempre tuvieron la oportunidad de encontrarse ya que ambas ingresaron a la universidad  en tiempos parecidos y con sus agendas llenas, pero el sentimiento de soledad y aislamiento era tan inmenso para Camille que cualquier persona que se preocupara por ella le venía bien.

Adri era muy buena en eso. Tenía una hermana llamada Elizabeth, la perfección, la diosa Atenea reencarnada en el cuerpo de una joven rubia de 23 años.

 Siempre fueron muy unidas.

Ese jueves al llegar Elizabeth al Instituto Psiquiátrico de Santoro , Adrienna no estaba en su cuarto ni en la sala, donde solían almorzar todos los internados. Un escalofrió corrió por su cuerpo pensando que a su hermana podría haberle ocurrido algo, mientras su cabeza no paraba de formular ideas terribles. ¿Estará  decaída otra vez? 

Hasta que la encontró: Adri estaba en el parque sentada bajo un antiguo jacaranda en flor que la rodeaba con sus hermosos pétalos y la hacían ver más bella de lo que cualquier persona podría imaginar. Se acercó. Sus ojos se conectaron, como si fueron dos extrañas, como si nunca se hubiesen visto, como si todo el aprecio que  sentía no fuera correspondido...

— ¡Adri! te estuve buscando... ¿Cómo te sientes?— Preguntó Ellie acercándose a ella con esa sonrisa perfecta que la caracteriza y con unos hermosos girasoles en sus manos. Aunque algo confusa por la mirada anterior.

—Hola— Respondió cortante y sin ninguna emoción. Ellie la miró con una mueca de disgusto al ver la frialdad que emitía. 

—Hermanita ¿Pasa algo? Sabes que puedes contarme todo— Puso una mano en su regazo esperando una respuesta.

—Nada, solo no quiero hablar— Dijo mirándola seria. Luego de unos segundos que parecieron añares llegó Camille, una pecosa pelirroja con unos hermosos ojos grises y de una escasa estatura, rompiendo el incómodo silencio. 

—¡Hola Ruru!— Chilló con entusiasmo. Le puso ese apodo a Adrienna la vez que lograron armar un rompecabezas juntas. En cuanto notó la presencia de la hermana le dedicó una sonrisa apagada y fingida —. Supongo que tu eres Ellie Duchamps. Ruru me ha hablado mucho sobre ti. 

Al ver a la adolescente llegar, Adrienna cambió completamente de actitud. Levantó la mirada, mientras luchaba con ocultar una sonrisa en su rostro.

¿Quién m *** da es esta chica, y por qué es tan cercana a mi hermana que hasta se sabe mi apodo? ¿Por qué a ella le habla y a mi no? Se cuestionó  Ellie.

—Soy Elizabeth— Le soltó Ellie de mala manera.

—Un gusto conocerte Elizabeth— Respondió, con su marcado acento escocés. Ellie la miró de arriba hacia abajo, disconforme con la manera en la que su día estaba yendo.

La verdad del silencio (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora