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Volvía a despertar temprano.

Desde ya hace unos días que no podía dormir bien, y no era por nada en particular… simplemente era su nuevo horario… o estaba haciéndose más viejo…

Aquella idea hizo despertar por completo al ruso.
Detestaba la idea de hacerse más mayor con el pasar de los años, más aún cuando su esposo era alguien tan enérgico, y aquello aplicaba en el ámbito sexual también.
Pasó sus manos por su rostro al pensar en aquello.

“Joder… que son las 5am, no es momento de pensar en esas cosas” pensó Viktor.

Volteo a su izquierda, donde su esposo descansaba. Tan hermoso y peculiar como siempre, aunque en ese momento tomara gran parte de la cama matrimonial que compartían y un poco de saliva saliera de sus labios.

Sonrió un poco al verle de esa manera, amaba verlo dormir y que fuese lo primero que sus ojos veía al despertar cada día.
Se acercó a él, abrazándolo como siempre solía hacerlo por las mañanas, para finalmente poder esconder su rostro en su cuello. Nunca tendría suficiente de Horacio, cada día que pasaba deseaba más y más de aquel chico de cresta; de igual manera que aquella mañana en su aniversario, empezó a besar aquella área y a acariciar su pecho,

Amaba aquello, le encantaba sentir su cuerpo en la mañana.
No sabía si aquel ámbito también lo había adquirido debido a la edad o simplemente amaba despertarlo de aquella manera…

Pero ya desde hace un tiempo que amaba el sexo mañanero.

Creía que de esa manera, su mente dejaba en el olvido su edad, pues durante las mañanas era donde más animado se encontraba, o eso pensaba.
Sin saber en qué momento su miembro empezó a doler bajo su ropa interior, haciendo jadear a su esposo al hacerle sentir su miembro entre su trasero.

Aún sin hacerle despertar, empezó a acariciar uno de sus pezones a la vez que frotaba su pene por sobre la fina tela del pijama de portaba su pareja, agradecía que la mayoría de veces no usara ropa interior, pues de esa manera podría sentirle mejor y sin mayor esfuerzo.

-Hmmp…- calló su jadeo al frotarse contra su trasero y escuchó el delicioso gemido de parte de Horacio al liberar su miembro y tomarlo suavemente entre su mano.

-Lo siento cariño… será rápido- susurro en su oído para al final dejarle un pequeño beso en su mejilla y retirar algunas fibras de cabello de su rostro.

Ansioso, retiró las mantas que les cubría y poder acomodarse entre las piernas bronceadas de aquel hermoso ser; terminó de retirar su pijama por sus piernas y dejó la prenda en algún lugar de la habitación.
Se mantuvo de rodillas, admirando la belleza de ser que era Horacio, aun con una sonrisa en su rostro acarició sus muslos y de a poco y con delicadeza empezó a adentrarse entre sus piernas a la vez que se volvía a recostar en aquella cómoda cama.

Pasó su brazos por debajo de sus piernas para poder sostener sus muslos en todo momento, y antes de empezar con aquel delicioso festín, besó su estómago haciendo que su pareja se removiera ante el contacto de sus labios sobre su piel.
Bajo sus besos hacia su ombligo y de allí pasó a su vientre, Horacio empezaba a suspirar y jadear con más frecuencia ante las caricias en aquella área, que aunque seguía durmiendo podía sentir todo lo que le era proporcionado a su cuerpo.

Volkov empezó a besar y lamer más toda aquella área, sintiendo el poco vello público ya húmedo en sus labios.
Y con una última mirada hacia Horacio, empezó a besar su miembro, humedeciéndolo lo suficiente como para evitar cualquier daño a su pareja, y cuando finalmente lo dejó completamente húmedo por su saliva y presemen que ya empezaba a salir de la punta.

Amor por la Mañana [Volkacio] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora