Cap 1

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-Wani, hija, debes levantarte. Es tarde.

Se escuchó una voz femenina adentrándose en la habitación a oscuras. Seguidamente abrió las cortinas y un poco las ventanas. La chica se revolvió en su cama quejumbrosa, cubriéndose con las mantas por encima de su cabeza.

-Wani, por favor.

La chica hizo caso omiso. Su madre suspiró, se acercó hasta ella y depositó su suave beso en su cabeza por encima de las frazadas.

Las calles de Trollstopia estaban cubiertas por una vasta niebla de aquel otoño. Anne se encontraba en la cocina preparando el desayuno para su hija. Wani era un chica especial. Había sido diagnosticada desde pequeña con un trastorno generalizado del desarrollo no especificado. Es una especie de enfermedad que afecta el poder socializar correctamente con las personas.

Ya sea dificultando el desenvolvimiento verbal con otros o carecer de la habilidad de hacer interactuar fácilmente con la gente. Todo en su cabeza se encontraba bien. No tenía ningún tipo de problema cognitivo. No era un genio ni un estúpido. Su cerebro era el de una niña normal. La persona más allegada a ella, su madre, era con quien más palabras intercambiaban. Cualquier tipo de contacto humano que no fuera ella lo ponía nervioso.

Había sufrido un ataque de pánico en la escuela cuando era pequeña, losmaestros y sus compañeros se asustaron mucho y no tenían idea de cómo contenerlo, no fue hasta que su madre llegó al establecimiento cuando finalmente logró calmarlo. Desde aquel día, sus padres decidieron que estudiaría en casa con una persona de confianza, sin exponerse a tanta gente a su alrededor que pudiera sofocarla. Ningún especialista había sido capaz de decirle con precisión si Wani dejaría de ser así en algún momento de su vida. Pero ella no perdía la esperanza.

Oyó los pasos de la chica bajando las escaleras y se volteó ocultando algo tras su espalda. La adolescente de dieciséis años entró en la cocina lentamente vistiendo su pijama de flores, con sus mechones azules desordenados y frotando uno de sus ojos con su puño.

-Hola corazón. ¿Qué tal dormiste? –preguntó en un tono dulce mientras servía las cosas en la mesa.

La chica sólo se encogió de hombros, sin ser grosera, y tomó asiento.

Era jueves. Wani tenía clases particulares en el salón de su casa de lunes a jueves con una mujer muy agradable llamada Marianne. Ella era la instructora de Wani desde hacía años, estaba acostumbrada a su comportamiento y ella podía confiar en ella. Los viernes tenía cita con su psicóloga. No pasaba tanto tiempo con esa mujer como lo hacía con Marianne. No habían formado un vínculo afectuoso entre ellos, entonces su conversación era más reducida. Los sábados eran sus días libres. Su madre no le exigía absolutamente nada los sábados. Podía dormir hasta la hora que quisiera e invertir su tiempo como le diera la gana. Los domingos eran los días menos favoritos de Wani. Su familia se reunía en casa de sus abuelos a almorzar juntos. Iban sus tíos y sus primos y él tenía que soportar ese contacto humano durante un par de interminables horas.

Los jueves tenía clases de matemáticas. Odiaba las matemáticas. No era malo en ellas, simplemente no eran de su agrado y Anne lo sabía perfectamente. Entonces siempre buscaba la forma de compensarlo, ya sea con su comida favorita o algún presente. —Wani –llamó suavemente haciendo que el aludido dejara de comer y se fijara en ella -tengo algo para ti- añadió su madre con emoción! pero la chica, como la mayor parte del tiempo, tenía una mirada inexpresiva y neutra.

La mujer sacó sus brazos de atrás de su espalda y le mostró que en sus manos sostenía un CD de música que Wani quería. Se lo tendió y ella lo tomó observándolo detenidamente, admirando cada detalle, como con cada regalo que su madre le regalaba. —Es el que querías ¿Verdad? –Él asintió sin dejar de ver el objeto — ¿No hay nada que quieras decirme?- preguntó su madre. Wani dejó de observar el CD para verla a los ojos y luego de unos segundos finalmente dijo le dijo un simple 'gracias' con una muy diminuta sonrisa.

Su madre sonrió ampliamente. Wani hablaba poco, entonces cada vez que lo hacía se sentía inmensamente feliz.

—Bien. Iré a hacer las compras. Compórtate en la clase de hoy y tal vez cocine algo delicioso sólo para ti –le guiñó un ojo.

La chica sólo se limitó a asentir manteniendo aquella pequeña sonrisa, mientras veía como su madre abandonaba la cocina.

El viernes por la tarde había llegado el momento de estar una hora recostado en aquel diván. No era algo que le molestara. Era cómodo y

Stella, su psicóloga siempre hacía su mejor esfuerzo para tratar de sacarle información a Wani sin necesidad de bombardearlo con preguntas y hacer que se sintiera presionado. Ella hacía preguntas, Ella respondía la mayor parte con gestos corporales como encogerse de hombros y negar o asentir con la cabeza y ella anotaba todo en una libreta que siempre llevaba encima durante las sesiones. Pero a veces también respondía más ampliamente. -Dime Wani ¿Cómo van tus clases? ¿Algo que quieras comentar?

-Odio las fracciones –dijo al cabo de pensar durante varios segundos su respuesta.

-¿Pero logras entenderlas? –el asintió- Bien, no puede ser tan malo entonces. Las fracciones no han matado a nadie hasta el día de hoy. Y dime ¿Cuándo fue la última vez que saliste de tu casa? Sin contar las sesiones y las reuniones familiares.

Wani esta vez meditó durante minutos. Ella no había hecho amigos. No tenía lugares a los que le interesara ir. Entonces no hallaba motivos para salir de su hogar. Se limitó a negar con su cabeza.

— ¿No? No lo recuerdas –preguntó la mujer — ¿Se debe a que fue hace mucho tiempo? –ella asintió.

-Bien. No hay nada de malo en eso. Uno siempre se siente a salvo del mundo exterior en su casa. Sin embargo deberías analizar la posibilidad de salir –la chica hizo una mueca con sus labios dejando en claro que la idea no lo emocionaba en lo más mínimo- Bien, esto es todo por hoy. Hablaré con tu madre y en unos minutos podrán irse.

La psicóloga se encargó de decirle ella misma a Anne que incentivara a Wani a salir de su casa. Que lo hiciera hallar razones para querer hacerlo.

Le explicó que un día ellos no estarían para ella y necesitaría valerse por sí misma. No necesitaba ser la gran cosa al principio. Sino ir progresando regularmente. Su madre lo comprendió y dijo que haría todo lo posible.

Al otro día era sábado. Era la oportunidad perfecta para tratar de convencer a Wani de salir. -Wani –la llamó algo dudosa tratando de sonar casual. Ella emitió un sonido sin dejar de comer, sólo para hacerle saber que la había oído- Iré al centro comercial en unos momentos ¿Te gustaría acompañarme?





Continuará...

Se hizo lo que se pudo :v

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⏰ Última actualización: Jun 11, 2021 ⏰

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La chica de los CD'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora