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Shoyo no aguantaba mas. No aguantaba tener que levantarse un día mas y tener que sonreír para los demás Si vas desanimado, harán que se preocupen por ti, les harás perder el tiempo le decían constantemente, así que siempre se mostraba feliz, hasta le habían dicho que parecía sol. Shoyo creía que era ridículo.

Shoyo había perdido el interés en casi todo, hasta en el vóley. Había perdido el interés en casi todo y no en todo solo porque tenía interés en el chico de pelo gris, que en un dos meses se había convertido en alguien que le daba color a su vida. Tenía mucho interés en él, ¿Por qué ese chico, con solo un mensaje podía hacer que se olvide de todos sus problemas? 

Esa duda le duró una semana porque se dio cuenta que eso era amor, tuvo que buscar en internet y ver experiencias de la gente que sentía lo mismo, ya que él, Shoyo, nunca había experimentado el amor; lo mucho que había sentido era cariño hacía sus amigos, pero no llegaba a amor. Seguro se deba a su infancia, de chiquito nunca le dieron amor, solo palabras duras para ser el mejor, por mucho que doliese (Esas palabras duras lograron su cometido, siempre era el mejor).

Un día, específicamente casi un mes después, Shoyo se cansó de tener ese secreto de amor, así que agarró el celular, buscó el contactó de Osamu y lo llamó.

Bip.. Bipp.. Bipp. Ahí fue cuando se escuchó la voz desde la otra línea— Hola Sho, ¿Pasó algo? No es común en ti llamarme sin aviso.

—Hola Osa... —Shoyo no sabía que decir, así que mientras saludaba a su amigo bajaba el tono de su voz— En realidad si pasó algo y quiero contártelo.

—¿Qué pasó, Sho? ¿Es grave?— Se notaba la preocupación en el tono de voz de Osamu

—No es nada grave, no te preocupes [...] sólo pasa que creo que me enamore de ti, Osamu.

Luego de eso sólo escuchó dos cosas; un ruido de sorpresa de parte de Osamu y un golpe en la puerta de su habitación.

Hinata con ese ruido solo atinó a cortar la llamada, y justo cuando cortó vio a su madre abrir la puerta de su habitación, y ella no se veía nada feliz.

Shoyo con eso pudo saber que lo había escuchado, había escuchado su confesión. Estaba acabado. Su madre sabía de Osamu, sabía que era un chico, y ahora sabía que era el chico que le gusta. Shoyo se consideraba muerto.

[...]

"Norma número 23: Nada de parejas. Te distraerán de tus metas y cambiarán tus prioridades. Además, ¿Por qué te querrían a ti de pareja? Solo gastarás tiempo.

Norma número 45: No te enamores. Está mal. Te hace débil y hasta inútil. En casos de amor, acudir a madre, ella se hará cargo de tus sentimientos"

Eso era lo repetía Shoyo mientras se miraba al espejo, tenía los ojos hinchados de llorar, y claro algunos pocos (muchos) moretones en su cuerpo, los cuales ocultaría con maquillaje y en todo caso que se vean, dirá que se cayó y se golpeó fuerte. 

Él no podía olvidar sus prioridades, sus principios. Eso estaba mal. Tenía que mejorar, su única y mayor prioridad era estudiar, practicar; ser el mejor.

Shoyo salió del baño luego de repetir las normas 100 veces Hazlo así no te olvidas de lo que te enseñé le había dicho su madre. Cuando llegó a su habitación vio su celular tirado en un rincón, así que puso traba a su puerta y fue corriendo a agarrar el celular.

Tenía 145 mensajes de WhatsApp, 51 de Atsumu, 43 de Kenma y 52 mensajes de Osamu, además de 6 llamadas perdidas, eran de Kenma y Osamu. El pelirrojo suponía que Osamu le contó a Atsumu de que había cortado de la nada luego de un golpe, y de ahí Atsumu le había contado a Kenma. Claramente estaba jodido; Kenma y Atsumu suponían que algo andaba mal en la vida de él, y con esto seguro lo confirmarían.

ángel - osahinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora