Entre Vendas y Listones. (Serie de One Shots)

Cuando Satoru conoció a Utahime.

⚠⚠ Advertencia: Historia con temática muy delicada, en ese One Shot se habla de violencia hacia la pareja así que tomarlo con la seriedad correspondiente y me disculpo de ante mano si es un tema muy sensible para alguno de las/os lectoras ⚠⚠

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Sus ojos trataron de escapar rápidamente de aquella mirada tierna que trataba de descifrarle, creía que en su rostro era tan legible aquello que le angustiaba y que le hacía sentir vergüenza de su propia presencia. En estas últimas semanas odiaba incluso el hecho de existir, se sentía tan pisoteada, humillada y carente de cualquier emoción que esos ojos claros llenos de vida le hicieron sentir un ser despreciable e indigna de ser observada.

Por otro lado su ausencia en la universidad comenzaba a ser sospechosa, sus calificaciones en declive eran la crónica de una muerte anunciada para echar por el retrete su último año de carrera y lo peor de todo era que no le interesaba perder tanto tiempo de esfuerzo, solo quería desaparecer, descansar al fin de esta vida de mierda que estaba teniendo, estaba tan cansada de hacerse la fuerte, cansada de fingir que las cosas podían mejorar; estaba tan cansada de vivir y sabía que la solución estaba en sus manos, ya fuera para bien o para mal.

Sin embargo y cuando menos lo esperaba y cuando menos lo deseaba una ventana se abrió en aquel cuarto lúgubre que era su vida, una ventana que iluminaba donde fuera que mirara, de repente cuando Utahime conoció a Gojo comenzó a tener esperanzas nuevamente; hasta que llegaba a casa y todos sus pensamientos negativos volvían a repetirse.

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-¿Porque llegas tan tarde?- una pregunta que no alcanzaba a contestar cuando los golpes comenzaban a caer aleatoriamente sobre su cuerpo, su mente se desconectaba luego de un rato, regresaba a los años en donde era una inocente niña feliz de correr a los brazos de su madre cuando esta volvía del trabajo, aquellos años en donde era feliz sin saberlo, donde su vida era plena y donde perfectamente se pudo haber quedado para siempre. Pero ese para siempre en su mente desaparecía cuando el silencio era rey en la sala de su casa luego de ser agredida.

Hace aproximadamente unos seis meses que su novio Naoya había comenzado con la violencia, al principio solo eran malas palabras, acusaciones sin sentido de infidelidad y luego comenzaron los golpes, al comienzo solo eran apretones en sus brazos o un agarre aleatorio por su cuerpo hecho con demasiada fuerza; sin darse cuenta ya se encontraba recibiendo reales palizas que la dejaban en cama por días y sin siquiera poder abrir los ojos de lo hinchados que quedaban.

No podía abandonarlo pues donde fuera que escapaba su novio siempre terminaba encontrándola, vivía en una pesadilla en donde no podía confiar en nadie pues nadie creería en sus palabras, siempre es preferible confiar en un abogado de renombre que una estudiante de música que aún no terminaba la universidad o en palabras más simples en una sociedad como en la que ella vivía era más valida la palabra de un hombre que de una mujer.

-Deberías ir a la universidad, tus compañeros comenzaran a sospechar si nunca apareces por allá- eran las escuetas palabras que le dedicaba en la mañana incluso viendo en las condiciones que la había dejado, observando lo lastimada que tenía la cara y lo mucho que le costaba caminar - Mi amor... no me mires así, sabes que no me gusta golpearte pero tú me obligas, sabes que debes decirme donde estas en todo momento pero te encanta no contestarme el puto teléfono- la azabache veía la paliza venir nuevamente pero el teléfono de su novio la salvo esta vez - En la noche hablaremos- le advirtió antes de contestar la llamada- Más te vale estar aquí cuando yo vuelva.