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Inconcientemente disfrutaba de aquel secreto que compartían. Sus besos siempre se le hicieron adictivos pero lo negaba, siempre que pensaba en la idea de admitirlo, se negaba rotundamente.

¿Quién diría que ahora que ya no tiene lo que tanto disfrutaba; hizo que al menos lo admitiera?

Desde aquel día en el clóset y el beso que Sandy había iniciado, Edgar se encontraba muy pensativo, no dejaba de recordar aquel momento

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Desde aquel día en el clóset y el beso que Sandy había iniciado, Edgar se encontraba muy pensativo, no dejaba de recordar aquel momento.
Incluso sentía sus mejillas arder en aquella pálida piel, ¿como es que alguien tan inexperto besando pudo ponerlo de esa manera?

Algo era cierto, no era el único que quería repetirlo, así que casi por telepatía aplicaron el mismo plan. Un Lunes en aquel instituto se encontraron nuevamente en uno de los pasillos, el pelinegro no pudo evitar sonreír al verlo y Sandy solo se sonrojó mientras caminaba a paso lento donde el otro estaba.
Realmente ninguno de los dos tenía planeado como hablarse luego de ese incidente en la habitación de la albina, pero ¿qué podría ir mal?. Mejor arriesgarse.

-Hey, ¿cómo has estado?- preguntó Edgar tratando de iniciar una conversación normal antes de aventarse a él. Pero Sandy no parecía querer esperar, aún así lo hizo —Estaré mejor si me das otro de esos.- se señaló a los labios.
Edgar estaba sonrojado, hasta hace unos segundos creía que el otro no podía ser así de directo, sonrió y le dió otro beso, sentía la inexperiencia del pelimorado y se adaptaba a él.

Nuevamente como en la otra ocasión Sandy le acercaba más a él abrazándole por la cintura para evitar que el momento acabara así de pronto. Ambos mantenían los ojos cerrados yendo a aquel paraíso que solo estaba disponible para ellos, aquel paraíso en donde sentían que sus corazones latían en sintonía y sus cuerpos reaccionaban al estímulo del corazón.
Sandy se llenó de valor y decidió pedir entrada para explorar mejor la boca de su compañero.

[¿Qué tenía Edgar para que tuviera tanta prisa para besarle de nuevo?¿Por qué cuando inició el beso sintió nuevamente la necesidad de evitar que se aleje de él?. Preguntas abrumaban su cabeza desde aquella noche pero prefería no pensar en ello, hasta hace poco juró no volver a experimentar sentimientos de tanta cercanía con alguien.]

El pelinegro sintió aquella petición del mayor y le dejó hacerlo, no iba a presionarlo para hacerlo bien, tampoco le disgustaba su manera de besar.
Una vez empezó a explorar su boca, desprendió un ligero sabor dulce. Quizás el pelinegro acababa de comer algún dulce o solo era desprendido por el bálsamo, quien sabe, pero eso a Sandy le gustó y se notó en cuanto decidió arrinconarlo entre los casilleros para seguir probando de él.
Edgar cada vez más sorprendido por las acciones de Sandy, no pudo evitar dejar que su cuerpo le guiara, así solo fuera para un beso; subió sus manos a su cuello y empezó a acariciar su pelo.

Así haya sido un beso que había sido guiado por mero deseo y alboroto de neuronas calientes, lo que ahora se veía era un beso amoroso, no del todo, pero se lo estaban dando con cariño.

Entonces escucharon pasos en aquel silencioso pasillo, lentamente se separaron y decidieron fingir. Por suerte, en la escuela no permiten maquillaje y Edgar no manchó a Sandy de labial negro.
Rosa venía caminando yendo hacia su clase, como profesora era buena, pero muy estricta, demasiado colo para alguien que siempre llegaba tarde al salón.
-¿Que hacen aquí?- se detuvo en donde estaban aquellos dos. -Saco mis cosas.- respondió el pelinegro con naturalidad. Rosa volteó a ver al otro chico recargado en los casilleros de brazos cruzados. -¿Y tu?- levantó una ceja esperando respuesta.
Sandy ya estaba dormido...
-Me estaba esperando.- rió nervioso. -Necesito que ya vayan a sus salones.- Edgar asintió y se llevó al otro casi arrastrándole.

El día después de aquello transcurrió normal, no más besos, ni coqueteos, solo un día normal.

Edgar regresó con su hermana a casa y decidió apuntar sus anécdotas en su diario. A diferencia de Colette, este mantenía en secreto su diario, no escribía cosas relevantes, pero más vale prevenir.
Entonces tomó un plumón amarillo y empezó a dibujar un corazón con estrellas alrededor y después, con tinta negra, su plumilla y aquella tipografía estilo gotico escribió el nombre "𝕾𝖆𝖓𝖉𝖞"
Sonrió con triunfo, lo que agradecía de aprendee sobre tipografía, era que a veces no se entendía, por lo que podría fingir no saber que había escrito luego.

Cerró el dichoso diario y lo pegó a la pared detrás de su armario. Tener a una hermana loca y obsesionada solo le había hecho ser un experto en escondite de cosas.
Se acostó en su cama y antes de dormir un rato, deseó casi sin darse cuenta, que su amor fuera correspondido.

Mientras, en casa de Sandy, se encontraba sentado delante de una pila de cartas. Tomo aire y se concentró para hacerlo, les hizo su pregunta y las escogió.
Suspiró pesado, la respuesta no le había encantado, le dejó más preocupado. Botó las cartas a ún lado sin terminar de leerlas aún y se fue a dormir intentando ignorar lo que acababa de ver. Si es algo que está en su destino no podrá evitarlo, pero si quisiera hacerlo.

Horas más tarde entra Tara y encuentra sus cartas tiradas en el piso. Mira molesta a su hermano menor que estaba dormido en su cama. Después al momento de recogerlas notó algunas cartas en especial que habían caído boca arriba, entre ellas; la carta de los amantes.
Miró unos segundos más al menor y salió confundida de ahí.

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🌱 Aquí segundo capítulo, juro y creì que ya estaba publicado, pero aag

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Taluego ✨

▒ 𝕭𝖊𝖘𝖔𝖘 ▒ 𝑬𝒅𝒈𝒂𝒓 𝒙 𝑺𝒂𝒏𝒅𝒚 ▒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora