Pausa para el café (NCT-GAY)

#33- Yangyang x Ten

Yangyang recuerda que en una de sus tantas clases de español, una profesora le hizo memorizar un poema. Con los años se había olvidado de que trataba y el nombre del autor, pero aún así recordaba la primera frase: "Me gusta cuando callas, porque estás como ausente".

Al parecer, viendo otros cuadernos de la época, aquella se había convertido en una de sus frases favoritas porque la había encontrado escrita en muchos lugares. Sin embargo, sentado en el sillón del living del departamento, junto con Ten, mientras que Kun preparaba algo de comer con ayuda de Lucas y el resto de los miembros jugaban en el suelo con Bella, Louis y Leon, pensó que aquello era tonto ¿cómo alguien podía gustar del silencio cuando todas aquellas voces y risas daban vida al departamento? Era tonto, se dijo.

Xiaojun rió alegre cuando Bella comenzó a besar su cara, y desde la cocina pudieron escuchar a Kun gritar que se sacara el maquillaje antes de jugar con sus mascotas. SiCheng lo defendió, diciendo que tenía que estar lindos para sus hijos y Hendery se levantó despacito a hacerle caso a Kun.

Ley de supervivencia, eso era.

YangYang volteó a ver a Ten, quien había estado en silencio todo ese tiempo. El tailandes miraba la escena con una pequeña sonrisa en sus labios. Cruzaron miradas y Ten le arrugó un poco sus ojos en una sonrisa más amplia. Todo alrededor de Ten parecía silencio a comparación del resto, especialmente cuando él mismo callaba. Era como un complemento en medio de tanto caos. Ten estiró uno de sus brazos y le abrazó por los hombros, YangYang se acurrucó un poco contra su cuerpo, apoyando su mano sobre su estomago. Ten pasó sus largos dedos por su cabello, lentamente, en un gesto que parecía tan íntimo como si se estuvieran besando en medio de la habitación.

A su alrededor el ruido seguía siendo el mismo, sólo que ahora estaban en medios de una gran discusión, porque Xiaojun le gritaba a Hendery que era un traidor por hacer caso a Kun sin avisarle. SiCheng le calmó, diciendo que él lo defendería de Kunzilla. Y aquello desató la tercera guerra mundial el pequeño departamento de WayV. YangYang reía a carcajadas, pero Ten se mantenía casi que en silencio. Al levantar la mirada, Ten le sonrió otra vez.

—¿Sucede algo, bebé? — preguntó bajito, casi con miedo de que pensaran que había tomado bando por alguno de los dos.

A su mente llegaron las palabras finales de aquel poema de tantos años:

"Distante y dolorosa como si hubieras muerto.

Una palabra entonces, una sonrisa basta

y estoy alegre,

 alegre de que no sea verdad"

—Te amo.