❝Hace tiempo alguien me explicó la historia de un paraíso que se hallaba más allá del mar. Me preguntaba qué tan desdichado había de ser alguien para nacer en el infiero, qué tan egoístas habían de ser otros para abandonar a los demás a su suerte en...
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Una ciudad en ruinas. Shiganshina era eso, la sombra de su historia y sus secretos. Me fue imposible no pensar en el día en que vislumbre los muros por primera vez, y tras ellos el recorrido entre esas calles con una arquitectura tan anticuada. Y pese a que llegue a altas horas de la madrugada y la ciudad estaba sometida a una lluvia torrencial sin precedentes, la puerta de su hogar no tardó en abrirse ni un misereo segundo.
¿Me estaba esperando? llegué a preguntarme al rememorar esos momentos, y entonces recordé su expresión, como si alguien la acabara de dar una terrible noticia, ni tan solo había cruzado el umbral de la puerta y tenía la sensación de que él ya lo sabía todo de mí. Algo dentro de él se lo dijo, intuición tal vez, por eso parecía tener un debate interno, como si realmente matarme fuera la opción que se planteaba nada más verme, pero algo se lo impedía, era él... no lo sé... "Tu deber con la humanidad, debes librarlo fuera de los muros, recuérdalo" sus palabras se repitieron en mi cabeza de nuevo.
Entonces un fugaz pensamiento me heló la sangre ¿Y si ese demente tenía razón? ¿Y si estaba en lo cierto? ¿Eso quería decir que Grisha pudo ver el fut...?
— ¡De Roche! ¡La bengala! — una voz llamo mi atención aún mientras divagaba en mi mente. Mierda. Tan rápido como pude dispare la bengala y el color verde se hizo presente en el cielo. La puerta exterior estaba sellada.
Observe como al otro lado de la muralla parecían dar órdenes de revisar los muros. Sin embargo, seguí caminando lentamente hacia esa dirección desando que cuando llegara ya hubieran terminado con lo que se supusiese que estaban haciendo.
— Cualquiera diría que llevas sin dormir una semana entera — masculló una voz a mis espaldas — ¿Seguiste teniendo esos sueños? — preguntó a medida que se aproximaba.
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal de principio a fin ¿Ahora me hablaba? ¿Así como así y ya está? ¿Como si no hubiera pasado nada?
— Lo hice, pero luego me despertaron los ronquidos de Sasha. — dije intentando sacarle hierro al asunto, aunque por dentro aún me seguía haciendo mil preguntas en torno a Grisha, Levi, y esas pesadillas.
Esa copa dorada, esas reliquias bañadas en... El rostro de mi madre persiguiéndome, más mayor, de aura fría... No, simplemente no.
— ¿Te puedo dar un consejo? antes de hacer cualquier estupidez piénsatelo dos veces — soltó cuando llego a mi lado.
— Lo dices como si pudieras leerme la mente — respondí.
