Freuz

INTRODUCCIÓN

Allí estaba yo, con una carta en mis manos. Al abrirla pegue un salto de la emoción. Fui corriendo a contarle a mí padre. Al pobre lo había despertado.
_¡Papá me llegó la carta de Hogwarts!-Grite haciendo que mí padre haga una mueca.
_Wow, felicidades hija. Te lo mereces, eres una brujita muy buena. Acuérdate que debemos ir a comprar las cosas.-Me recordó igual de emocionado pero sin gritar.
_Si padre ¿Cuando podemos ir?
_Mmm el lunes puedo llevarte.
_Está bien. Gracias te quiero mucho.
Salí de su habitación dejando que se arreglara. Y me fui feliz a cambiarme ya que también traía el pijama.
Ese día no hice más que dibujar, para expresar mis emociones. Siempre dibujo cuando estoy ansiosa, emocionada o preocupada. A veces no hay razón pero dibujo igual.

Tenía que esperar 4 días para ir al Callejón Diagon. Y... 2 meses para tomar el tren que me llevaría a el colegio.
...
Al bajar al comedor, vi a mí papá en la cocina. Siempre suelo despertarme primero yo, pero supongo que temía que me quede dormida.
Me senté en la silla junto a la mesa y lo saludé.
_Hola papi.
_Buenos días Be, aquí tienes tu desayuno.-Me alcanzó un plato con panqueques y un té.-Come y vamos a comprar. Luego tengo que ir a trabajar. ¿Si?
_Si, está bien.
Termine rápidamente el desayuno y camine hasta la chimenea. Tomé los polvos flu y fui primero, luego mí padre repitió la acción.
Llegamos y había mucha gente. Estábamos en las fechas de compras escolares así que me tocaría hacer fila.

_¿Dice algo más en la lista?
_Creo que n... si, me falta la bata.
_No pensé que fueran muchas cosas. Cuando yo iba a Hogwarts no debía comprar tantas cosas como ahora.-Aclaro con nostalgia. Y seguimos rumbo a la tienda.
Cuando íbamos a abrir la puerta, alguien más la abrió fuertemente. Un hombre de pelo blanco y largo, nos miraba con aire de superioridad. Elevando su mentón se fue enojado. Paso el primero empujandonos. Sin decir una palabra se fue y pudimos entrar finalmente

La señora que trabajaba allí me mostró unas batas, me las probé y lleve una que me quedaba levemente más grande que mí talla.

Cuando volvimos, me sacudí la ropa y subí las escaleras con las bolsas. Observe con detalle todo y lo guarde con cuidado en mí ropero.