Capítulo 13.

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Maratón 1/3.

Narrador omnisciente.

Nuestra vida está llena de una cantidad infinitesimal de recuerdo que nos atormentan, Selene y Bianca cargaban específicamente algunos, que abarcaban emociones profundamente fuertes en ellas.

Por ende, el miedo que recorría el cuerpo de bianca, era de esperarse.

Cuando el pasado cada día se empeña en tocar a la puerta. <<Literalmente>>.

No puedes detener el temblor de tú mentón, mucho menos las saladas lágrimas que brotan por tus ojos mientras estupefacta mirás como yace en el suelo el cuerpo de tu amiga.

—Él no estuvo aquí, no está pasando.—Sollozaba la pobre chica presa del miedo.

Una movida melodía comenzó a sonar, era el teléfono de Selene que justo a un lado de su inconsciente cuerpo iluminaba la oscura habitación.

Limpiando sus lágrimas, dando un respingo profundo finalmente reaccionó. Con ambas manos ligeramente temblorosas.

Se encaminó a tomarlo.

Número desconocido.

Mostraba la pantalla.

Se negaba a contestar; no era alguien agendado. Y su amiga tirada aún con pulso no era algo para tomar a la ligera.

Su labio temblaba y corrió al cuarto de baño, siendo experta de lo que debía hacer.

No es grave, tú puedes.

Se repetía constantemente asi misma.

Los ataques de pánico nunca habían llegado muy lejos, lograba llegar a tiempo usualmente y luego desanimada se retiraba y descansaba.

No puedes llevarla al hospital. Sabemos que podría encontrarla.

Sacó el botiquín de primeros auxilios, y con prisa lo dejó en una esquina de su cama.

El teléfono de casa comenzó a sonar, sobresaltadola.

Cerró sus ojos, y pesadamente negó. Intentando convencerse asi misma que él había muerto.

Seguía sonando el teléfono local, angustiando aún más a Bianca en cuanto a tomar lo necesario.

Las ventanas de su habitación estaban abiertas, por lo tanto el frío se colaba; moviendo las cortinas paulatinamente. Aumentando los nervios de la pelinegra, cuando una repentina mirada; era lo que sentí sobre ella.

Solo estás siendo paranoica.

Quiso creer. Haciendo uso de toda sus fuerzas, logrando levantar a medias el cuerpo de su amiga. Dejándola boca abajo en la cama. Hacían falta solo sus piernas.

Suspiró pesadamente.

—Después de esto te haré correr todas las mañanas.—intento anímicamente bromear, la puerta de la entrada sonó, solo dos toques y el silencio volvió a reinar.

Es un vecino, debe serlo.

La miró cuando finalmente subió ambas piernas a la cama. Quitando los rebeldes mechones pegados a su rostro.

La sensación de estar siendo observada no desaparecía. Regresando el ligero temblor de sus manos al abrir el botiquín.

Tomó el alcohol, y humedeciendo el algodón con su contenido, totalmente nerviosa y desconfiada lo acercó hacía su nariz.

—Vamos sel, debes despertar.

Lo movió circularmente un poco más cerca. Sin conseguir alguna reacción de la pelirroja que no fuese una relajada respiración.

Su pecho latía veloz sobre su tórax, y la situación solo le traía aun más recuerdos sobre ese día. Aquel que sin notarlo la desestabiliza emocionalmente.

Sollozaba y abrazaba sus piernas, ella también había perdido; ella también cargaba silenciosas y pequeñas cicatrices internas consigo.

Ninguna se compara con las de Selene.

Pensaba en ello cuando lo pensaba. Su pelirroja amiga solo podía saber algunas; su situación no le permitía contar más de la cuenta.

Algunas noches; cuando el insomnio la dominaba. Solía navegar entre sus miles de pregunta junto al balcón.

¿Hago lo correcto al callar? , ¿al reprimir?, ¿al fingir?, ¿estoy haciendo bien?

Nadie estaba ahí para responder sus preguntas. Eran como gritos que esperaba se perdieran en la oscuridad. Las estrellas la veían llorar en aquellas noches donde las pesadillas se apoderaban de Selene.

Cuando Bianca callaba los gritos de la pelirroja; veía como el pánico la inundaba, como su mirada aterrada le seguía llorando. Esas noches ella quería gritarle a los cuatro vientos su verdad.

Solo la proteges, podrá superarlo de esta manera mas rápido.

Pensaba casi al segundo, controlandose.

Pero... Lo cierto de este mundo, es que todos llevamos algo que nos carcome dentro. Si vives con algo que te atormenta, reprimirlo no será la solución, negarte a ti mismo los hechos no hará que sanes. Haz frente a ello día tras día. Hasta que finalmente, una parte de ti, ya no viva del todo con eso.

Bianca y selene... Dos mejores amigas que llevaban esos tormentosos recuerdos consigo. Que juntas necesitaban sanar, debían dejar de ignorar lo impredecible.

Por qué su regreso. Recién estaba comenzando... Era la personificación de lo caótico, reclamando lo que debió ser suyo.

La chica de los auriculares violetas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora