Cosas del destino...

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*Eneritz*
Hacia días que ando dando vueltas como una loca y es que en apenas unas horas estaré junto a Astrid, tengo que ir a buscarla al aeropuerto en apenas unos segundos y no encuentro las llaves del coche y es que por mucho que pase el tiempo sigo siendo el mismo desastre de siempre, llevo minutos buscándolas en todos los bolsos, hasta que me acuerdo que anoche se me olvido quitarlas del coche, que llegué le guarde en el garaje y no quite ni las llaves, había sido un día un poco deprimente y los días así siempre acabo con la cabeza en mil sitios menos donde debo llevarla.

Acabo de entrar por la puerta del aeropuerto cuando recibo un mensaje de Astrid

'Acabo de recoger las maletas, en apenas segundos saldré por la puerta'

Ahí estaba yo, detrás de la cinta esperando que la puerta se abriera, llevábamos esperando para vernos casi dos años y ha pesar de toda la distancia que nos separaba, eramos como dos hermanas. De repente la puerta se abrió y cuando me quise dar cuenta ya tenía a Astrid abrazándome, ya teníamos las dos los ojos llenos de lágrimas y la gente de nuestro al rededor se nos quedaban mirando, podía leerles hasta los pensamientos, ver como una pareja de ancianos pensaban lo sincero que parecía nuestro abrazo, o como el chico de fondo que se encontraba leyendo pensaba en el tiempo que haría que no nos veíamos... Y si supieran todos que era la primera vez que nos abrazábamos y la falta que me hacía uno de esos abrazos en estos momentos, porque desde que lo dejamos Alex y yo, a todas horas hecho en falta abrazos, pero no de cualquiera, siempre les necesito de las personas cercanas a mi y a nosotras nos separaba mucha distancia, pero el cariño nos unía demasiado.

Cuando llegamos a casa, mi teléfono empezó a sonar, era Martina diciendo que esta noche había cambios de planes, que por qué no íbamos a una de las mejores fiestas ibicencas que hacían en nuestra playa favorita y para que mentiros, al principio no me no hizo mucha gracia porque esa era mi playa con Alex y algo dentro me decía que me le acabaría encontrando, pero algo en mi cabeza me dijo que no podía seguir en casa, que saliera, que me divirtiera y que pasara lo que tuviera que pasar.

Astrid y yo nos preparamos, no es que fuéramos muy arregladas, pero íbamos monas.

Habíamos quedado con Martina en la puerta de su casa, yo pasaría a buscarla e iríamos juntas en mi coche hasta la playa. Una vez ahí, entre tontería, tonteo, copas, tíos y risas me encontré con su mirada, nos quedamos los dos en sock, ninguno de los dos sabía si acercarse o darse la vuelta e irse. Entonces vi como Alex poco a poco se iba acercando a mi....

El diario de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora