16 Astronomía

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— Es genial tenerte de vuelta, Lupin. — Sirius sonrió, retirando la capa de invisibilidad cuando entraron en el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras (previamente bloqueada).

— ¿Qué quieres decir? — Remus respondió, viendo a James subir la escalera en la esquina de la habitación para llegar al estante más alto, donde había una jaula de duendes dormidos. — No me he ido a ningún lado.

— Vamos, amigo, — dijo Peter, sosteniendo la escalera para James, — No se nos ha escapado que nos has estado evitando como si fuéramos una plaga.

—No lo he hecho. — Remus torció la boca, — Solo he estado ocupado. Ya sabes, estudiando y esas cosas...

—Bueno, espero que hayas superado esa fase — James rió, bajando lentamente, agarrando la enorme jaula con ambas manos, — Estaría muy agradecido si dejaras de trabajar tan duro, lo cual hace que yo tenga que trabajar duro, sabes, y yo no estoy acostumbrado a tener competencia.

— Oh, piérdete Potter. — Sirius gruñó, hurgando en los cajones y escritorios interiores.

Remus había decidido que esta broma no sería tan mala, de cualquier forma no requería que usaran magia. Si era completamente honesto consigo mismo, realmente se había perdido todas sus travesuras. Ser un idiota estaba muy bien, pero no era ni la mitad de divertido. No era de extrañar que Evans siempre tuviera el ceño fruncido.

— ¿Cómo vamos a llevarlos al comedor? — Preguntó, inclinándose para mirar a las diminutas criaturas azules, todavía durmiendo, acurrucadas en el fondo de la jaula. Debían de haber unos cincuenta, lo que Remus sintió que era bastante cruel. Mucho mejor liberarlos.

—Bajo la capa — respondió James, extendiéndola ampliamente para que todos pudieran colocarse debajo, — Apresúrate, Sirius — puso los ojos en blanco viendo al chico de cabello largo que ahora estaba agachado debajo de la mesa del profesor.

— ¿Qué estás buscando?— Preguntó Peter, enfundado bajo la capa.

—Un Ravenclaw me dijo que había una trampilla aquí debajo. — Sirius suspiró, se levantó y se sacudió las rodillas. — Mentiroso.

— Esta es la obsesión más reciente de Black, — le explicó James a Remus mientras cerraba la capa sobre ellos y se dirigían hacia la puerta, — Encontrar puertas secretas.

— ¡Hogwarts: Una Historia dice que hay muchos pasajes sin descubrir!— Sirius dijo, a la defensiva. — Como el que encontraste, Lupin. Definitivamente hay más, quiero encontrar al menos uno antes de irnos.

—También se supone que hay un monstruo escondido en algún lugar del castillo. — James susurró en respuesta, mientras caminaban por los pasillos hacia la torre de Gryffindor. Peter se estremeció.

—Un riesgo que estoy dispuesto a aceptar. — respondió Sirius, y Remus pudo escuchar la sonrisa en su voz, — Mi legado es mucho más importante.

—Típico — se rió James.

***

La noche siguiente en la cena, James estaba sonriendo como un maníaco, tratando de parecer que no estaba escondiendo cincuenta duendes durmientes debajo de la mesa y fallando miserablemente. Peter, que era bueno en astronomía, estaba ocupado revisando la tarea de los otros merodeadores, que consistía en etiquetar cada estrella en su gráfico.

— Honestamente, — gimió Peter, garabateando algo en Sirius, —Uno pensaría que acertarías con tu propia estrella...

Sirius se rió

— ¿Qué puedo decir? Estoy desesperado.

— ¿Tienes tu propia estrella?— Remus frunció el ceño, una vez más encontrándose perdido.

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