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"Quinto paso:
no puedes tener miedo de presumirme o de tomar mi mano."
Ir a cualquier sitio tomados de la mano ya era algo habitual entre ellos. Sentían una gran calidez y protección con ese sencillo toque.
Estaban tan a gusto agarrados de esa inocente manera que, al llegar a la universidad, no tenían ni una pizca de ganas de alejarse. El menor hizo todo lo que pudo para que no se separaran y Seokjin, con el corazón blando sólo por él, lo mimó un rato, dándole caricias suaves y palabras bonitas.
Sonó el timbre y los dulces cariños se convirtieron en graciosos insultos- por parte del grande- debido a la interrupción de aquella feliz y amorosa atmósfera.
-La maldita campana siempre nos arruina nuestros momentos, Nammie, no es justo- Suspira, abrazando al contrario desde atrás.
-Es verdad, Jinnie, es malvada- Ríe-. Suerte en el examen, hyung-. Se tenían que separar. Jin tenía un difícil y muy importante examen de matemáticas, el cual le costó la vida estudiar.
-No creo que apruebe, Nam, ¡el temario es demasiado complicado para mí!- El moreno resopla, no le gustaba que fuera tan pesimista. Se pone de puntillas y acerca sus labios a la mejilla del otro, dejando un beso ahí.
-Más te vale que apruebes ¡y con buena nota! No he estado horas y horas ayudándote con el examen para que la cagues con tus nervios- Y era cierto, Namjoon ayudó mucho a su mayor, que no tenía esperanza alguna en siquiera entender las preguntas del cuestionario. Para tranquilizarlo, aunque sea un rato, porque sabía cómo se ponía, le tendió un bolígrafo-. Mi abuela me lo dio cuando tenía ocho años-. Explica al entregárselo. Era, en efecto, un bolígrafo dorado con su nombre gravado en él. Lo más especial es el cangrejo pequeño que lo decora-. Sólo lo uso en ocasiones muy especiales ya que no quiero que se gaste la tinta. Tú lo necesitas, es una ocasión especial y quiero que te dé suerte, como me la da a mí-. Sonríe tímido. Seokjin quería llorar. ¿En qué momento mereció tener entre sus manos algo tan significante para el chico como esto? ¿En qué momento fue merecedor de usarlo? Abrazó al pequeño con fuerza, sin llegar a ser bruto. Agarraba sus caderas con delicadeza, la misma con la que guardó el objeto en el bolsillo más seguro de su mochila. Ambos, tanto Namjoon como el amuleto de éste, eran lo más preciado que pudo tener el honor de tocar y se siente tan feliz por ello que no es capaz de expresarlo con palabras.
-Ya tengo suerte, Nam.
-¿Sí?- El otro asiente.
-Tengo suerte de tenerte, de poder hablarte, tocarte y besarte- El bajo sonríe algo sonrojado.
-Entonces yo también tengo suerte, hyung.
Con todas estas confesiones, se perdieron la primera clase de la mañana.
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Jin salió eufórico del examen. Todo le había salido de maravilla, estaba que echaba confeti por la boca.
Daba igual que todos le vieran corretear emocionado por los pasillos, no importaba que lo observaran alzar entre sus brazos al mundo, a su mundo, a Namjoon, girando y girando con él. A estas alturas, daba igual llenarlo de besos y abrazos delante de tantas miradas curiosas.
Porque daba igual lo que la gente dijera, sólo él podía hacer esto con su menor y eso le llenaba el pecho de felicidad.
Era demasiado afortunado y no tenía miedo de presumir sobre ello.
"¿Podemos ser tan sólo honestos?
Estos son los requisitos.
Si crees que puedes ser mi verdadero y único amor.
Será mejor que prometas amarme.
Y, maldición, si llegas a joderme romperé tu maldita cara."
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Os tengo que dar una gran disculpa por no haber actualizado antes. La verdad es que me había quedado un poco escasa de ideas hasta ahora. Más tarde publicaré otro capítulo en compensación por la espera.
