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Habían pasado días o incluso semanas donde Volkov y Horacio no se dirigieran ni una sola palabra, ni un hola ni un adiós, solo hablaban cuando era estrictamente necesario es decir, solo en códigos 3 o cuando el FBI requería de la LSPD.

Después de todo lo sucedido...después de el coma, todo era distinto, no podían olvidar y les costaba perdonar. Por alguna razón se alejaban cuando por dentro solo quería estar abrazados al otro, o por lo menos Volkov.

Saliendo del coma se dio cuenta de que no podía seguir esperando, casi lo pierde todo...casi lo pierde a él, estaba dispuesto a cambiar su vida y arreglar ese gran error del pasado. Pero cuando lo vio estaba tan distinto al último recuerdo que tenía de el.

A lo lejos Volkov veía a ese hombre de cresta colorida, esa chaqueta azul con letras amarillas, llevaba una máscara que cubría toda su cabeza a excepción de sus ojos , esos hermosos ojos bicolores que recuerda perfectamente como si se hubieran tatuado en su memoria y en su corazón, pero esta vez se veían distintos, se veían apagados sin ese brillo especial.

El reencuentro no fue para nada lo que había pensando Volkov, ya que después de que El ruso lo examinara de pies a cabeza, Horacio solo le dedicó una mirada y un asentimiento con la cabeza para luego largase de comisaría

Volkov se sentía arrepentido de sus acciones del pasado pero en esas noches que lo sega la frustración y el fuerte aroma a vodka inundaba toda su habitación, era ahí cuando recordaba que fue él quien le disparó primero, que era él quien quería protegerle de lo que él creía su hermano, pero a pesar de todo eso él quería estar a su lado, pero no tenía el valor para decírselo.

Caminaba por los largos pasillos de la comisaría, para llegar a lo que era su oficina. Agarro un lápiz y papel para empezar a escribir.

Minutos antes había recibido una llamada de sus superiores diciendo que lo necesitaban con urgencia para una misión, este se negó al saber que tendría que salir del país, pero no tuvo elección, le hicieron llegar todos los informes necesarios junto a un boleto de avión que partía esa misma noche hacia España. Así que siendo las 6 de la tarde Viktor Volkov había terminado de sellar una carta dirigiéndose hacia la sede del FBI para dejar el sobre en lo que conocía que era la taquilla del agente H.

Logró entrar y salir de las oficinas sin mucho problemas ni preguntas, al ser el comisario era todo más accesible.

Llegó a su departamento, recogió un poco de ropa que guardó en su maleta, algunos perfumes y objetos de igene que también guardó en esta para después cerrar la maleta. Y sin mucho más, salió hacia al aeropuerto, sin mirar atrás, para empezar lo que sería una nueva misión qué tal vez no lo haría regresar jamás a Los Santos.

Por otro lado, Horacio Pérez, actual agente del FBI se estaba arreglando para salir de servicio y volver a lo que él llamaba hogar junto a sus mascotas.

Cuando estaba sacando la camiseta de su casilla algo cayó, una carta, con extrañeza y curiosidad la levantó y leyó la portada del sobre << Agente H>> la volteo para abrirla y sacar el papel que tenía dentro para empezar a leer

<< H, se que han pasado años desde la ultima vez que tus ojos miraron los míos con ilusión, esos días donde eras el héroe de la ciudad y disfrutabas cada pequeño detalle de la vida con alegría. No sabes cuanto me arrepiento de haberte dicho que no quería nada contigo cuando no era así, y si Horacio Perez Me gustas, pero¿Yo te seguiré gustando a ti? Creo que ambos sabemos esa respuesta. No quería irme de Los Santos sin que supieras lo que de verdad sentía, espero que encuentres a alguien que te haga sentir esas hermosas mariposas azules que me causabas tu a mi. Me iré a Marbella y tal vez no regrese
     Aunque ya es tarde te quiero H
                                                                                                                                 -Volkov>>

No podía creer lo que estaba leyendo ¿Como que se va?¿Le gustaba? Será esta una broma? Tenía muchas dudas y solo una carta como respuesta ¿Que se supone que tenía que contestar a esto. Rápidamente y sin pensárselo dos veces marcó el número de Volkov, que agradecía que otro agente se lo hubiera dado en caso de emergencia. Marco una, dos, tres veces pero nadie contestaba iba a perder la esperanza de contactar con el ruso, que aunque su mente rechazaba cualquier sentimiento hacia el, su corazón se seguía acelerando cuando escuchaba su nombre o lo veía por los pasillos o lo escuchaba ordenar su malla.

Un cuarto intento fue presente, pero al cuarto o quinto tono alguien contestó, no se escuchaba nada además de unos cuantos sonidos típicos de aeropuerto

-Viktor?- preguntó el moreno intentando calmar su nerviosismo y hablar normal

-Horacio..-contestó casi en un suspiro- No tengo mucho tiempo para hablar mi vuelo ya va a embarcar

-Sisi, se que esto va a sonar loco y quizás casi como un deja vu pero- hizo una pausa para coger aire y seguir hablando- Viktor Volkov, Me gustas ¿te gusto?- solto, aunque ya sabía la respuesta por lo que decía la carta, necesitaba escucharlo de su propia boca

-Horacio Pérez- soltó una pequeña risa antes de continuar- Si me gustas.

Aunque ya es tarde te quiero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora