La mañana le alcanzó antes de lo previsto, continuaba fatigado y sentía el cuerpo entumecido de la mala postura en la que durmió. Y es que, aunque le indicó a Ryo que tenían que descansar no dejó de darle vuelta a sus palabras del día anterior
"Dije que no podemos estar juntos, no que no me importaras."
Edo no sabía si estar agradecido o condenado.
Su duelo con Matsumoto fue para demostrar a Ryo que estaba dispuesto a defenderlo y que no dudaría en hacer lo que fuera por él. Edo no esperaba un mínimo gesto amable, porque si conocía a Ryo estaba seguro que se mantendría firme en su decisión y que quería hablar con él para dejárselo en claro. Sin embargo, Edo no podía darse el lujo de perderlo luego de haber llegado hasta ahí, porque en ese momento había más en juego que sus propios sentimientos.
Se desperezó en su cama pensando que tenía la fortuna de que su agenda comenzara hasta la tarde, cuando dieran inicio las conferencias de prensa que tendría cada una de las parejas. Consideró esperar en su habitación hasta que llegara el momento y con ello encontrarse a Ryo, por otro lado, se trataba del ultimo día en el que estarían todos sus excompañeros de la academia y no recordaba que eso hubiese ocurrido alguna vez. Pensó que ya no era momento para seguir escapando.
–Aunque todo ha salido como esperado, veo que no tuviste buena noche– dijo Saiou al entrar a su habitación.
Edo detestaba hacer las maletas. No importa lo mucho que le dijeran las personas lo humilde que era, claro con sus admiradores siempre había sido así, sobre todo con los niños. Sin embargo, detrás de cámaras admitía que era más bien un tipo soberbio e insoportable que detestaba hacer cosas tan sencillas como las maletas o cocinar. Así que cuando atendió el toque de la puerta lo hizo con un tono de fastidio que, si bien era innecesario, tampoco era su culpa por dejarlo ahí sin un ayudante.
–¿Qué haces aquí?– preguntó Edo respondiendo al extraño saludo de su amigo.
–De nada. Es una visita rápida. Tengo que revisar unos contratos con Shou y luego regreso. Así ninguno tendrá que ir enseguida. Esta temporada comienza en dos semanas.
–No sabía que se tuteaban.
–Querido Edo, – respondió Saiou arrastrando las palabras, con ese tono calmado que en realidad lo desesperaba– contrario a ti que has evitado a su hermano por años, yo me veo obligado a mantener buenas relaciones con todos.
Edo miró lo miró receloso, como si algo en su mente hiciera clic de pronto, pero no alcanzara a comprender. La voz de Takuma lo distrajo.
–Te sugiero que si estás con ese ánimo será mejor evitar al señor Marufuji hasta su conferencia de prensa.
–Yo también lo pensé. – concedió con una larga exhalación
Saiou lo observó inquieto y luego se encaminó a preparar algo de té, mientras el menor se sentaba en la cama, resoplando al ver que aún le quedaban algunas cosas en su armario. Era claro que no hablarían sólo de contratos ni de fechas.
Quiso dormir largo y tendido, pero resolvió beberse un espresso doble y pedir un americano frío para llevar antes de reunirse con los chicos. Fubuki le envió un mensaje diciéndole que estarían todos en la playa pasando el rato. Suspiró, quería más momentos como esos en los que eran simples personas disfrutando de un buen tiempo. Por su puesto, siempre estaba el consuelo de que no tendrían que arriesgar sus vidas en cada duelo. En ese momento no pudo evitar molestarse haberse perdido a sus amigos por estar huyendo de un encuentro con Ryo Marufuji, que, si no terminó bien, está seguro de que pudo haber terminado peor.
–Excelente duelo el de anoche– mencionó Johan al verlo llegar– No me imagino a los periodistas al rato.
Antes de la ceremonia de clausura, cada pareja tenía asignado un horario en el que acudirían a una breve rueda de prensa antes de marcharse. No era de sorprenderse dado que, como lo supuso, el torneo tenía intereses comerciales y cada duelo, lejos de crear lazos amistosos, buscaba medir a los duelistas. Si los periodistas se marchaban antes, también significaba que la celebración sería un derroche total. Las fiestas de Maximilian Pegasus siempre habían sido motivo de alegría y sinónimo de exclusividad, el anfitrión solía lucirse con sus invitados sin escatimar en atenciones, además de ser recordadas por los especiales piscolabis y bebidas que se servían. Edo en ocasiones sabía que probaba.
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Edo sabía más de duelos
RomansaEdo sabía más de duelos que de amor, eso era una verdad absoluta. Sin embargo, cuando se trata de Ryo Marufuji, Edo no está seguro de nada, a decir verdad, esto no hubiera sido un problema, hasta que lo vuelve a ver. Situado unos años después del...