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—Voy a salir. — Informó acomodándose el cuello de la polera blanca que traía.

Connie se levantó de golpe del tronco en el que se encontraba sentado jugando cartas con Historia para mirar al joven que acababa de acercarse. Jean estaba bastante perfumado y su cabello arreglado a un costado, dándole a entender que se había esmerado en arreglarse más que de costumbre.

—¿A dónde iremos? —

Jean arrugó el ceño ante la pregunta riendo por lo bajo.

—No, iré solo.— Echó una mirada rápida a Historia y la saludó con un movimiento de cabeza. —Tú quédate jugando, tengo cosas que hacer solo.— Enfatizó la última palabra para darle a entender que no quería compañía.

— ¿Y tanto te arreglas para salir solo? — Volvió a formular una pregunta alzando una ceja.

—¿En qué momento te volviste mi madre? — Expresó fastidiado tornando sus ojos.

Historia observaba la escena arrodillada frente a las cartas que ya habían sido jugadas, al notar la "pelea" que mantenían soltó una carcajada.

—Déjalo ir tranquilo, tal vez quiere ir a conquistar corazones. — Comentó la chica rubia incluyéndose en la conversación. —Nadie va tan perfumado a comprar. —

Los ojos de Connie se abrieron como platos, iba a imponer que debían ir juntos, que un dúo era mejor que un solista, que si andaban los dos más muchachas caerían rendidas a sus pies, pero Jean no estaba dispuesto a aguantar el parloteo de los demás, con una sola mirada los fulminó a ambos y alzó su mano al frente agitándola.

—¡Adiós, nos vemos! — Y sin esperar una respuesta se retiró del lugar, escuchando a sus espaldas la risa de Historia y los quejidos que soltaba su mejor amigo.

Sí, tenían razón, no iba a ir solo, iba a salir con la panadera a un lugar que ni siquiera sabía, solo tenía claridad de que se comprometió en pasar a buscarla a medio día y luego dejaría que ella guiara la salida, a fin de cuentas, él solo era un invitado.

No sabía con qué fines provenía aquella invitación, ni tampoco los motivos por los cuales avanzaba a grandes zancadas dejando el campamento atrás. En días anteriores había pensado que Juliet no era de las chicas que se lanzaban de ese modo, y aunque él mencionó que "Era una cita" sabía que no se podía considerar así, ya que la forma en la que la joven se lo propuso fue más bien un acto de agradecimiento lleno de ilusión de poder enseñarle aquellos rincones del pueblo que mencionó, pero le causó gracia que al proclamarle como cita la castaña se había sonrojado notoriamente. Era muy divertido verla con el rostro más rojo que un tómate.

𝙬𝙝𝙤 𝙖𝙧𝙚 𝙮𝙤𝙪 𝙬𝙝𝙚𝙣 𝙣𝙤𝙗𝙤𝙙𝙮'𝙨 𝙬𝙖𝙩𝙘𝙝𝙞𝙣𝙜?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora