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Tras más de 40 minutos de ensayo en donde los chicos tocaron tres canciones más de 10 veces para intentar perfeccionarlas, finalmente terminaron y cayeron rendidos sobre los sillones puff.

—¡No creía que la música fuese tan agotadora! —Habló Alyssa al ver la manera tan dramática en que se lanzaban sobre los pequeños sofás, riendo un poco.

—Siempre hay una primera vez. —Sentenció Cole mientras cerraba los ojos, listo para dormir o eso le pareció a la chica.

—Deberíamos pedir la pizza ya mismo, mi estómago comenzará a gruñir y no me haré cargo por los sonidos que pueda hacer. —Advirtió Dylan, aunque su tono serio desapareció con una risa al final.

Los tres ahí le acompañaron riendo, imaginando incluso los sonidos que podría llegar a escuchar. Braeden se levantó y tomó su celular entre sus manos, caminando fuera de la cochera para poder ordenar la pizza y un par de aperitivos.

—Alyssa ¿desde cuándo conoces a Braeden? —Preguntó Dylan mientras se acercaba a ella, tirando del sofá para poder tomar asiento a su lado..

Aquella pregunta le tomó por sorpresa. Y es que ella nunca se había detenido a pensar en eso a fondo.

—Desde niños, digamos que lo vi el mismo día en que su familia se mudó y fue un flechazo a primera vista. —Exageró su tono de voz en uno romántico y luego sonrió con nostalgia mientras llegaba a su mente el recuerdo de la última vez que habían hablado como amigos.

Dylan nterrumpió sus pensamientos y preguntó. —¿Y por qué nunca te habíamos visto? —El ojiverde maldijo por lo bajo a Braeden ¿Cómo es que les había ocultado su amistad con una chica tan linda?

—No suelo salir de casa, no me gusta estar fuera. Supongo que tampoco ayuda el hecho de no tener muchos amigos. —Le dedicó una sonrisa ladeada intentando restarle importancia a esa última confesión.

—¿Tú no tienes amigos? Imposible, una chica tan hermosa y agradable, no dudo que además seas inteligente, debe tener cientos de amigos. —Dylan se estaba esforzando, quería ganarse su confianza y la amistad de Alyssa.
Y es que desde el primer momento en que la había visto, algo en ella había llamado su atención.

—¡Eh, déjala! Es menor que tú, roba bebés. No puedo dejarlos solos un momento porque empiezan de raros. —Braeden gritó desde la entrada, provocando que el ojiazul le lanzara una mala mirada de broma y la castaña se sonrojara riendo.

—¿Roba bebés? ¿Quién es un roba bebés? —De la nada, la voz soñolienta de Cole se hizo escuchar, y es que se había perdido los últimos cinco minutos de charla ya que se había quedado dormido. Su expresión de confusión los hizo estallar en risas.

Cerca de 30 minutos más tarde, en donde las risas y preguntas curiosas sobre los planes de estos chicos respecto a la música fueron lo que reinaron en la conversación; el timbre de la puerta delantera sonó, indicando que la pizza debía haber llegado. Braeden se levantó del sofá en el que se encontraba y se encaminó por ella, saliendo de la cochera. 

—Le ayudaré con un par de platos y vasos, ya vuelvo. —Murmuró la castaña tras levantarse del suelo, cuidando sus movimientos en todo momento para evitar un momento vergonzoso con su falda y los chicos ahí. 

Una vez logrado, imitó a su viejo amigo y se adentró en la casa, caminando directamente a la cocina para poder tomar un par de platos y vasos, además de servilletas de papel. Dejó todo sobre la mesa y se detuvo un momento para intentar adivinar dónde es que se encontraría el bote de ketchup. 

—En el mueble a un lado del refrigerador. —Habló el más alto, tal como si hubiese podido leer su mente.

La castaña le sonrió en señal de agradecimiento y buscó donde le había indicado, encontrando el bote y tomándolo entre sus manos para después hacerse espacio y terminar de llevar con ella lo que había tomado con anterioridad. 

Just Braeden / Braeden LemastersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora