Llevo 16 años viviendo en este mundo y siento que mi vida es como un libro escrito por tres personas al mismo tiempo. Un niño, un adolecente y un adulto pero ninguno puede editar la parte de los otros, así que cada quien escribe a su manera.
La parte del niño está llena de errores, el principio está en el fin, el desarrollo en el principio y el fin está regado por todas partes, no tiene orden y lo que dice un párrafo no concuerda con el otro.
La parte del adolecente está llena de estereotipos y decisiones que él no tomó, escribe por escribir pero solo quiere alejarse del mundo, escapar de todas las cadenas que lo apresan a un lugar en el que no quiere estar. Se deja llevar por la pluma y no por su cabeza.
Y por último la parte del adulto, siempre criticando todo, mirando el mundo como un lugar triste y feo, regañando al niño por ser feliz, regañado al adolecente por ser como es, tratando de llevar el orden de las cosas pero no puede con los otros dos.
El único lugar en donde los tres pueden convivir tranquilamente es en mis sueños. No tiene nada que ver con lo que he vivido, pero para ellos es un lugar vació en donde pueden ir construyendo su mundo ideal. A veces mis sueños no tienen sentido, otros tienen más coherencia que los libros de español y los otros están cubiertos de miedo psicológico.